La céntrica plaza de A Peregrina se convirtió ayer tarde en una de las muchas huertas que se pueden encontrar en el rural pontevedrés de la mano del colectivo "Salvemos A Fracha". La plataforma ciudadana, que se opone a la construcción de la autovía A-57 por el enorme impacto ambiental que tendría sobre este espacio natural y sobre las parroquias del entorno, trasladó al centro de la ciudad una recreación de la huerta tradicional para mostrar una forma de vida que está "amenazada" por esta infraestructura.

Según explicó uno de los portavoces del colectivo, Salvador Calviño, la obra parte el monte de A Fracha con un terraplén de 60 metros de profundidad (lo que equivale a un edificio de 17 pisos) y cien metros de ancho de tal forma que separará y "dividirá a las parroquias y aislará a los vecinos". Asegura que, aunque el proyecto ambiental de Fomento recoge tan solo tres o cuatro fuentes, los vecinos han contabilizado hasta 54 acuíferos (fuentes y minas), algunas de ellas muy antiguas, que de construirse este terraplén de 60 metros de profundidad quedarían cegados. Señalan que aunque el Ministerio reponga las traídas que abastecen de agua a las viviendas, estas minas y manantiales naturales, de los que "depende la supervivencia de los ecosistemas de la zona", estarían en serio peligro. La falta de agua también afectaría a la supervivencia de las huertas rurales, de tal forma que se pondría en jaque a las pequeñas explotaciones de agricultura de subsistencia que existen en el rural pontevedrés, un fenómeno que vuelve a proliferar sobre todo desde el inicio de la crisis económica.

"Mientras que en los últimos tiempos proliferan las iniciativas públicas y particulares para crear huertas urbanas, las parroquias perderían sus explotaciones tradicionales".También se verían afectados dos afluentes del río de Os Gafos.

La plataforma vecinal acudió ayer al centro de la ciudad para explicar cuáles serán entonces los beneficios de una obra con un impacto tan negativo: Según ellos, muy pocos o prácticamente ninguno. "Lo que queremos que la gente sepa es que les están vendiendo una circunvalación que realmente no lo es", asegura Calviño. "De lo que realmente se trata es de un corredor que arranca en el nudo de Curro, sube hasta Xeve y acaba en Vilaboa y que no dará servicio a los vecinos de Pontevedra que deberán subir por la carretera de Ponte Caldelas o ir a Vilaboa para coger esta circunvalación", añade. "Tampoco da servicio a las parroquias, puesto que no tiene enlaces o entradas", explican desde Salvemos a Fracha. "Si lo que se quiere es un corredor desde el norte de la provincia hacia el sur circunvalando Pontevedra, eso ya lo tenemos con la AP-9 que deberá liberalizarse, pero no parece lógico gastar 84 millones de euros, cantidad que acaba siempre multiplicándose, en un tramo de tan solo 6 kilómetros, sobre todo cuando en este país se está recortando en sanidad, educación o en ciencia", asegura Salvador Calviño. "Ahora pasamos de despilfarrar dinero en el ladrillo para gastarlo en el asfalto", apuntilla.

"No se trata de salvar casas"

Insistió en que "no estamos aquí para salvar nuestras casas como se dijo por ahí, dado que la carretera no lleva ninguna vivienda", sino para evitar, aseguran un "despilfarro" de dinero público que tendrá un escaso beneficio para los ciudadanos de Pontevedra a cambio de un coste económico, medioambiental, social y paisajístico muy elevado, según los vecinos.

Alertan también a los vecinos de Xeve o Barro, por los que discurren otros tramos menos avanzados de la A-57, de que los próximos en sufrir las consecuencias de la construcción de este vial serán ellos. Salvemos A Fracha aprovechó esta movilización en el centro para continuar con su campaña de recogida de firmas en contra de este proyecto.