Bankia, Novagalicia Banco (NCG) y en menor medida Banco Sabadell (en donde se integró Banco Gallego) tienen en sus manos el futuro de Factoría Naval, que depende más que nunca de la capacidad del astillero para conseguir renegociar la deuda financiera que lo asfixia. Así lo confirmó el director xeral del Instituto Galego de Promocion Económica (Igape), Javier Aguilera, al comité de Factoría y a los representantes de CC.OO y UGT y a la alcaldesa de Marín que les acompañaban en la reunión que mantuvieron ayer en Santiago.

El director xeral del Igape reiteró ante ellos el "compromiso total", la "apuesta decidida" de la Xunta por la continuidad del astillero, lo que ya demostró en el pasado -en el concurso de 2010 y en el preconcurso de 2012- con ayudas millonarias y actuando como mediador y actor en la búsqueda de soluciones que permitieron reflotar Factoría Naval y lo que está dispuesto a seguir demostrando.

En este sentido Aguilera informó a los representantes de los trabajdores que, conocedores de la delicada situación en la que se encuentran -el pasado 3 de junio se puso en marcha un nuevo proceso preconcursal- ya habían realizado "distintas gestiones" ante las tres entidades financieras para tratar de reconducir la situación "aunque hasta ahora sin resultados concretos", según señalaron desde el comité y corroboraron fuentes del propio Igape.

Por su parte el comité solicitará entrevistas con los directores territoriales de Bankia, NCG Banco y Sabadell con el fin de conocer el análisis de situación que hacen las distintas partes implicadas en el presente y futuro del astillero. En esta misma línea también pretenden entrevistarse con el conselleiro de Economía e Industria, Francisco Conde. Un encuentro de cuya tramitación se ocupa la alcaldesa de Marín, María Ramallo.

Factoría Naval tiene cuatro meses por delante para intentar llegar a un acuerdo de refinanciación con los bancos. Es el tiempo de blindaje que le otorga el preconcurso de acreedores del que se ocupará el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra que vio sus dos procesos concursales anteriores. La factura de ambos procesos se saldó con el despido de gran parte de los trabajadores: la plantilla actual es de 23 operarios cuando eran casi 100 en el 2010; con una doble quita con los proveedores (un frente de más de 300 firmas auxiliares) que conllevó la condonación de cerca de 22 millones de deuda y una reducción de la deuda financiera que implicó, entre otras cosas, la transformación de parte de esta deuda en créditos participativos.

Con la reestructuración empresarial y tras más de un año en dique seco, el astillero reinició su actividad como centro naval de reparaciones, en la recta final de 2012, con trabajos consorciados y a partir de febrero de 2013, de manera continuada, con contratos propios. La lenta consolidación de una cartera de clientes y el cumplimiento de los encargos, en tiempo y forma, le permitió a Factoría Naval recuperar el crédito perdido y abrirse paso en el mercado de la reparación de buques hasta ser reconocido como referente en la puesta a punto y mantenimiento de atuneros.

Todos los pasos siguen el aprobado plan de viabilidad que permitió a la firma marinense eludor, en el año 2012, la que iba a ser su segunda suspensión de pagos en apenas veinte meses. La empresa está al día en el pago a proveedores y en las nóminas de sus trabajadores. Sin embargo los ingresos que obtiene de su recuperada actividad no son suficientes para afrontar el pago de la deuda financiera, que le ha obligado a presentar un nuevo preconcurso para tratar de evitar la liquidación.

Factoría Naval de Marín arrastra una deuda con las tres citadas entidades financieras que ronda los 70 millones de euros, según los números coincidentes que manejan la plantilla y la administración autonómica. Son Bankia y Novagalicia Banco los principales acreedores ya que suman más del 95% de la deuda.