Oriente Próximo fue la cuna de la civilización fenicio púnica. Nació en una franja de tierra que actualmente ocupan Líbano, Siria e Israel, una geografía accidentada y poco apta para el cultivo, de modo que sus habitantes se vieron casi obligados a orientarse hacia la navegación.

Crearon grandes rutas marítimas que se convirtieron en el principal medio de comunicación e intercambio de víveres y cultura de todo el Mediterráneo. Sus conexiones no acabaron ahí sino que también enlazaron con Galicia, la Bretaña francesa y el sur de Gran Bretaña, como recordó ayer en Pontevedra Antonio Barone, director de la Ruta de los Fenicios.

Éste firmó con la diputada Ana Isabel Vázquez la adhesión a la Carta de Jaén, por la que se crea la Ruta de los Fenicios de España.

Se trata de uno de los itinerarios culturales internacionales reconocidos por el Consejo de Europa. Incluye 18 países en un gran intercambio comercial y cultural del Mediterráneo. "Con esta adhesión de Pontevedra iniciamos un trabajo de colaboración con el mundo Atlántico", señaló Antonio Barone.

Éste incidió en que los fenicios fueron una de las antiguas civilizaciones "que más conexiones mantuvo con los pueblos indígenas", en esta caso con la cultura castrexa.

Utilizaban materias primas, minerales y productos manufacturados para situarse como los principales comerciantes del mundo antiguo, inicialmente empleando con los pueblos indígenas el sistema del trueque y posteriormente utilizando la moneda.

A la par que comerciaban con productos, también intercambiaron ideas hasta el punto de representar el modelo de la interculturalidad que busca promover el Consejo de Europa, fortaleciendo los lazos históricos entre los países del Mediterráneo y ahora también el Atlántico.

Y es que, como recordó Ana Isabel Vázquez, en Galicia también se conservan destacados ejemplos de esta cultura, por ejemplo el altar púnico en la punta Muíño do Vento en Alcabre, el santuario (con altar, cerámicas etc) de Monte do Facho, el castro de A Lanzada o las cerámicas y vidrios localizadas en Monte do Castro, en Ribadumia.

"Muchos de estos restos están recogidos en el Museo", señaló Ana Isabel Vázquez, que destacó la importancia de aunar en esta ruta "los elementos culturales y la promoción turística".