El colectivo Amigos de Campañó cumple este 2014 cuatro años reconociendo a aquellas entidades y vecinos más destacados de la parroquia con los premios "Cabaza de Ouro". La comparsa el "Equipo Ja", el Equipo de Fútbol Veterano de Campañó, la Coral o los vecinos Manuel Duarte, Juan José Calvo "Pipo" o Alex Meira fueron los agraciados en las tres ediciones anteriores. A la nómina de entidades y vecinos a los que Campañó quiere mostrar su cariño se suman este año la empresa Avícola de Galicia, que cumple medio siglo de vida en esta parroquia, y a título individual, Rosa Escudero Rodríguez, más conocida como Rosa "A Rosquilleira" de Campañó, que a sus 91 años es recordada por todos los vecinos del lugar vendiendo rosquillas, velas y cera en todas las fiestas y eventos sociales de la parroquia, así como en cualquier romería que se precie de la provincia de Pontevedra.

Ayer el Hotel Campaniola acogió la presentación de esta nueva edición de los premios que se entregarán el 5 de julio. Al acto no pudieron asistir por problemas de agenda los responsables de Avícola de Galicia quienes, en cualquier caso, ya se han puesto en contacto con Amigos de Campañó para comunicarles que aceptan el galardón. La empresa lleva 50 años en la parroquia y pese a la crisis mantuvo el empleo. "Hay familias enteras a las que dio trabajo", explican los promotores del premio.

Sí que estuvo presente Rosa Escudero, quien a sus 91 años explicaba ayer que desde 2008 ya no surte de rosquillas ni velas a los vecinos de Campañó. Ese año se retiró después de una dilatada trayectoria profesional que inició cuando era solo una niña y que es un ejemplo de fuerza de voluntad y sacrificio. Nació el 26 de abril de 1923 y Rosa trabaja desde los seis años, tanto a mariscar como en una fábrica de ladrillos de A Caeira, en la panificadora de Pontevedra y fue una de las pocas mujeres que entonces trabajaba en la construcción, "picando con pico e pala nas carreteras", explicaba ayer ella misma. También recogía arena de A Moureira para los "Rangos" de Mourente, "area que cargábamos en carros de bois". Luego también tuvo un puesto de alimentación en la plaza de Pontevedra, una actividad que compaginaba con la venta de rosquillas. A veces disponía de muy pocas horas para dormir, ya que cuando había romería y trasnochaba por vender las rosquillas, apenas sí se acostaba unas horas antes de levantarse temprano para atender este puesto. Así logró sacar adelante a sus cuatro hijos, dado que su marido los abandonó poco antes de nacer el último de ellos, en los años cincuenta.

A sus 91 años Rosa todavía conduce y acude a misa en su coche. Pasaba muchas horas en la carretera de camino a las más importantes romerías de la provincia: "Iba a A Franqueira, a Santa Rita, o Cristo de Xende, San Benito...". Eso fue cuando pudo comprar su primer coche, un Renault 4L. Antes fueron tiempos de "andar a las romerías polo monte adiante, pillando molladuras". "Foi duro -explica-, pero leveino".