Carlos Boullosa reside en Méjico pero sus padres son originarios de A Lama y allí, en la parroquia de Xesta, tienen la casa a la que regresan con bastante asiduidad. A él ya le robaron hace dos meses y afortunadamente entonces pudo recuperar los efectos sustraídos al ser detenidos por la Guardia Civil los sospechosos del robo instantes después de cometer el delito. No obstante, desde entonces le volvieron a entrar en la vivienda otras dos veces. Ayer no encontró nada de su propiedad entre los efectos recuperados por la Guardia Civil pero expresa el alivo que se sienten los vecinos de su parroquia, una de las más afectadas por la oleada de robos, tras esta operación: "el sentir de la gente de Xesta es de tranquilidad al saber que esta gente está detenida, están mucho mejor", afirma. "Casi no dejaron ni una casa del pueblo, que está prácticamente deshabitado en invierno, sin visitar", añade.

Explica que además del daño material,"dado que causaban bastante estropicio al entrar", está el daño moral, "puesto que mis padres ya son mayores y vienes de un país en el que ya siempre existe una cierta preocupación por la seguridad ciudadana a otro que en teoría no pasada nada y ya ves..., la verdad es que ayuda mucho el saber que ya están detenidos".