La vieja residencia de la ONCE, cedida al Concello hace cuatro años y sin uso desde entonces parece hacerse convertido en objeto de deseo de numerosos colectivos y entidades, ahora que el ayuntamiento trabaja en su rehabilitación exterior para acabar con sus filtraciones y humedades.

Además de colectivos vecinales, la Universidad de Vigo ha puesto sus ojos en ese inmueble con el fin de instalar laboratorios para investigadores, fundamentalmente del campo de la Fisioterapia, pero también la Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Atrás queda, aparentemente, la vieja propuesta de convertir ese edificio en una residencia universitaria, destino que aún defiende el PSOE municipal, mientras que el BNG apuesta por aprovecharlo como "centro cívico".

El asunto fue analizado en la reunión de ayer, en la que avanzó hacia un acuerdo con el Concello que el alcalde considera "próximo" toda vez que "es un tema bastante avanzado", motivo por lo que Mato agradeció la disponibilidad de la administración local para poner solución a un "problema urgente de falta de espacio". No se concretó qué dependencias utilizaría la Universidad, toda vez que parte de las plantas baja y sótano están inicialmente reservadas para colectivos de vecinos de la zona. También la asociación Juan XXIII aspira a obtener espacio en ese edificio.

Por otra parte, el alcalde también recordó que la administración local firmará próximamente un convenio con la institución académica para contribuir con 30.000 euros a la labor que realizan los investigadores del equipo Aeroespacial de la Universidad. Asimismo, Lores reiteró su compromiso de colaboración del proyecto Green Campus, que busca dotar a Pontevedra de la bandera verde que otorga la FEE (Foundation for Enivormental Education".