El acusado de la supuesta agresión sexual declaró desde un primer momento que el encuentro con la joven se debió a que anteriormente mantuvieron una relación de pareja y por eso habían quedado para tomar unas copas. Sin embargo la víctima ofreció una explicación muy distinta de cómo se produjeron los hechos.

Según relató la víctima ante el juez, el supuesto agresor la encontró esa madrugada en una parada de autobús, donde inició una discusión con ella para posteriormente agarrarla y arrastrarla contra su voluntad hasta las galerías comerciales, donde se produjo el presunto intento de violación.

La joven explicó que se resistió a las intenciones del agresor, pero que no pudo hacer nada ante la fortaleza física del hombre.

La víctima indicó que además del abuso sexual, sufrió los golpes que le propinó el individuo para llevarla contra su voluntad hasta las galerías y para tratar de consumar el acto sexual. De ahí las rozaduras y hematomas que presenta la joven en brazos y piernas y que, al parecer, han sido certificados por los médicos forenses.

Las galerías comerciales que unen la Rúa do Sol con la Rúa Real de Marín son oscuras y están prácticamente desocupadas. Se trata de un pasadizo lúgubre, con muchos rincones y esquinas que resultan peligrosos para la comisión de delitos como éste.

Además, a la hora en que se produjo la supuesta agresión no había apenas tránsito peatonal por las calles próximas y los pocos establecimientos comerciales de la galería todavía estaban cerrados.

Pero algunos vecinos de la zona que a esa hora ya estaban despiertos, atestiguaron que escucharon los gritos de la joven pidiendo socorro, por lo que llamaron a la Policía que, de hecho, llegó poco después de que se produjese el suceso.