Según la ONU, en España mueren hasta diez mil personas cada año debido a la pobreza energética, la mayor parte en invierno, al no disponer de los recursos necesarios para mantenerse a una temperatura adecuada. En Pontevedra se han producido ya algunos accidentes como consecuencia de este fenómeno que pudieron tener consecuencias trágicas. El más llamativo fue el de una familia senegalesa cuyos cinco miembros tuvieron que ser evacuados del piso de la calle Fernando Olmedo en el que residían desde hacía un año con síntomas de intoxicación por monóxido de carbono. Se trataba de un padre, una madre y sus tres hijos, uno de ellos un bebé de siete meses. Se intoxicaron en pleno mes de enero del pasado año, cuando el frío arreciaba y decidieron quemar carbón para calentarse en unos maceteros ante la falta de dinero para poder pagar la luz y encender las estufas eléctricas que tenían en el domicilio.

La luz es de los recibos que más cuesta pagar a los ciudadanos. El paro se desbocó en España, al tiempo que las tarifas eléctricas se disparaban todavía más creciendo un 60% desde 2007, según distintas fuentes.

La suma de ambos factores provocó que familias de clase media que hace unos años vivían con cierta holgura ahora se hayan visto obligadas a reclamar este tipo de ayudas a organizaciones como Cáritas Interparroquial o la Cruz Roja.

Cada vez son más las familias que tienen verdaderas dificultades para abonar los recibos de servicios tan básicos como la luz, el agua o el gas. Se conoce como "pobreza energética" y en la ciudad de Pontevedra los principales colectivos que trabajan en favor de aquellas familias con menos recursos, como Cáritas y Cruz Roja, están observando que se trata de un fenómeno que cada vez se repite con mayor frecuencia. Solo el pasado año estos dos colectivos tuvieron que afrontar el pago de centenares de recibos para intentar evitar la caída en la exclusión social de muchas de las familias afectadas.

Los números son escalofriantes en el caso de Cáritas Interparroquial. En 2012 el número de recibos que tuvieron que abonar fue de un total de 95. La cifra les parecía ya demasiado elevada entonces pero lo peor estaba por venir. El pasado año el número de recibos que abonaron fue de 355, casi uno al día. Su presidenta, María Jesús Prieto, explica que se trata de un fenómeno al alza y que el corte de un servicio como la luz, el agua o el gas puede suponer para una familia la caída definitiva de la misma en las fauces de la pobreza. "El objetivo es evitar la morosidad permanente", explica María Jesús Prieto, quien señala que un núcleo familiar al que le ayudas a pagar un recibo concreto para evitar el corte de la luz es probable que pueda "continuar luchando para revertir la situación", mientras que "cuando ya llegas a una situación insostenible, en la que debes muchas facturas, te dejas ir, es más difícil". Es entonces cuando estas personas se suelen "abandonar" en manos de la pobreza y desisten de continuar adelante y esto es precisamente lo que se pretende evitar con el pago de estos recibos.

Prieto remarca que el dato de recibos pagados en la ciudad de Pontevedra incluso puede ser mayor, ya que la memoria de Cáritas tan solo contabiliza los casos atendidos por la Interparroquial, sin tener en cuenta aquellos que pudieron ser gestionados por las propias agrupaciones de cada parroquia.

A los casos atendidos por Cáritas hay que sumar los que apoya otra organización en la ciudad como es Cruz Roja. El número el pasado año fue bastante menor, un total de nueve, sin embargo, los datos de los que disponen en lo que va de año dan muestra del incremento de este fenómeno de la pobreza energética. Así, solo en lo que va de año ya casi triplican las asistencias con respecto a 2013. Entre enero y finales de mayo de este año concedieron ayudas a familias para abonar 23 recibos de la luz, dos del gas y uno del agua.

María Durán, de Cruz Roja Pontevedra, señala que, por contra de lo que pueda parecer, el perfil de la mayoría de los perceptores de estas ayudas son familias "de clase media". Se trata de unidades familiares en la mayor parte de los casos con hijos a su cargo, en situación de paro prolongado y que perciben algún tipo de prestación social o del INEM como la Renta Activa de Inserción, el subsidio por desempleo o el subsidio familiar, entre otras.

Tanto en el caso de Cáritas como de la Cruz Roja, cada solicitud de ayuda se estudia de forma personalizada. María Jesús Prieto Torianzo explica que "Cáritas siempre pide aquellos documentos o papeles que considere oportuno para certificar que la situación de necesidad es real, pero si me preguntas por tentativas de fraude en este tipo de casos te aseguro que son muy pocos, a nadie le gusta pasar por este tipo de trance y tener que solicitar estas ayudas", señala la presidenta de Cáritas Interparroquial de Pontevedra.