Entre los usuarios de Cáritas no se notan los tan publicitados brotes verdes. Muy al contrario, la crisis no da tregua y "la situación empeora", señala María Jesús Prieto, al frente de la delegación de Pontevedra, que teme que este año superará con creces las miles de atenciones (de ellas cerca de 18.000 de urgencia) atendidas por la organización benéfica durante el pasado año.

Así, Cáritas constata que, lejos de reducirse las demandas de ayuda "siguen aumentando, no descienden", señala la misma fuente, que recuerda que actualmente son cientos las familias afectadas por la pobreza o directamente en riesgo de exclusión, no en vano la mitad de las personas que acuden a los Servicios Sociales de Pontevedra ingresan mensualmente menos de 350 euros.

Son familias, en buena parte de los casos con niños, las principales solicitantes de ayuda en las instalaciones de Cáritas.

Se trata de familias españolas, mientras que se han reducido las inmigrantes, en gran parte de los casos porque sus integrantes han optado por regresar a su país ante la imposibilidad de encontrar trabajo en Pontevedra.

"En esta ciudad siempre han sido mayoría las familias españolas entre los usuarios, pero ahora ese fenómeno se acentúa porque las inmigrantes descienden" mientras la demanda local "continúa aumentando", añade María Jesús Prieto, que prefiere no facilitar porcentajes del incremento "porque aunque comprendo que los datos resultan llamativos los destinatarios de estas ayudas no son cifras, son personas, lo único que podemos decir es que sigue incrementándose la demanda".

Tampoco hay un perfil-tipo del solicitante de las ayudas de Cáritas (pagos de recibos de hipotecas, alquileres, gastos sanitarios, compras de urgencia como gafas etc) pero sí que en su gran mayoría se trata de familias, y no tanto personas individuales, lo que supone un agravamiento del problema ya que significa que esta situación de vulnerabilidad se multiplica y está afectando cada vez más a unidades formadas por parejas y a sus hijos.

Durante el pasado año Cáritas atendió 17.951 demandas de emergencias, urgencias básicas como pagar calzado ortopédico, sufragar gastos de transporte o incluso comprar un uniforme de trabajo para que una persona pueda desempeñar su empleo.

También se hizo cargo de más de 350 recibos de la luz, butano, gas o agua, y cerca de 100 facturas vinculadas a hipotecas, alquileres o incluso al freno de desahucios. "En muchos casos el paro se acabó, la Risga es lenta y no llega para cubrir las necesidades de la familia", añade la misma fuente.

Cerca de 70 familias acudieron a la organización benéfica para solicitar material para el nuevo bebé de la casa, al que Cáritas entregó tronas, hamacas, cochecitos o bañeras, Otras 25 familias se vieron incapaces de asumir el gasto de material educativo para sus niños, que sufragó la entidad benéfica vinculada a la Iglesia.

Estas miles de ayudas de emergencia se caracterizan, señala Cáritas, por su singularidad y rápida tramitación con el fin de resolver "problemas urgentes que se plantean dentro de la reinserción social de una persona o familia".

A mayores de esas intervenciones de emergencia, Cáritas realizó 4.972 atenciones en Pontevedra y su ropero prestó asistencia a 1.876 personas.

Otro gran grupo de familias (hasta un total de 524) lo que solicitó fueron alimentos. Así, Cáritas repartió durante 2013 un total de 5.214 kilos.

Por su parte, el comedor social de San Francisco atiende a diario a un centenar de personas que acuden en busca de un almuerzo caliente. Sus instalaciones también han registrado un importante incremento de la demanda, un aumento derivado de la crisis, que también ha hecho aflorar nuevos perfiles de personas necesidades, caso de los separados que tras el divorcio han perdido la vivienda y, con posterioridad, se han visto afectados por los despidos y cierres masivos de empresas.

Y mientras unos viven situaciones de necesidad, en otros escenarios se dilapidan los recursos, como ha denunciado recientemente el Papa Francisco bajo el lema "Una sola familia humana, alimento para todos".

Es el tema sobre el que busca llamar la atención el festival que celebrarán el próximo sábado, día 10, en la plaza de A Ferrería las organizaciones Cáritas y Manos Unidas. Será una fiesta para divulgar que "muchas familias y personas viven una situación de necesidad, no es que falte comida, porque hay alimentos para todos en el mundo, hay suficientes bienes, lo que falta es repartirlo", recuerda la responsable de Cáritas en Pontevedra.

El objetivo del festival es difundir este concepto promovido por el Papa de que en un mundo en el que sobran recursos ha de convertirse en inimaginable que una persona muera de hambre, máxime cuando las empresas de los países más industrializados tiran a diario toneladas de alimentos mientras que más de 1.000 millones de personas sufren una pobreza extrema.

Es, como recordó el jefe de la Iglesia católica, "un escándalo mundial que casi mil millones de personas sufran hambre actualmente. No podemos mirar hacia otra parte, fingiendo que el problema no existe, los alimentos que hay a disposición hoy en el mundo bastarían para quitar el hambre de todos".

Con esta campaña el Papa también busca invitar a todos a ser conscientes de la elección de nuestros alimentos, usarlos adecuadamente y nunca desperdiciarlos, porque nuestras acciones cotidianas tienen repercusión "en la vida de quién, cerca o lejos de nosotros, sufre el hambre en su propia piel".

En el festival "no se pedirá donación alguna, solo buscamos informar de este hecho", destaca María José Prieto. La cita está pensada para toda la familia y jóvenes e incluirá actuaciones musicales, karaoke, animación, globoflexia y maquillaje para niños o actividades de zumba fitness.