En los años 60 Frank Mintz empezó a interesarse por los movimientos anarquistas. "No había ninguna información en francés, pero si en italiano y en castellano, traduciendo me encontré con la paradoja de que presentaban todos los casos de colectivización española diciendo más o menos que eran compañeros muy simpáticos y, además, como eran anarquistas todo lo que hicieron fue muy bueno, leía al tiempo propaganda maoísta y leninista y era exactamente lo mismo para las comunas chinas y soviéticas, que funcionan muy bien eso... Así, que hice una tesina para saber realmente desde el punto de vista económico si esas experiencias funcionaron o no, porque no puedo decir que este teléfono es bueno simplemente porque el ingeniero que lo hizo es anarquista".

-¿Qué define a la práctica libertaria?

-Ser solidario, tomar las decisiones desde abajo y no aceptar jerarcas, que la sociedad o que el colectivo tenga un jefe duradero que nadie puede controlar, el sistema de la asamblea no es que la gente quiera tomarse un trago en común y pasar un rato simpático sino que tomen las decisiones, por ejemplo trabajar en grupos y trabajar más gente menos horas, y eso se hacía y en pueblos que no conocían esta práctica antes. Además, como la presencia de la agricultura era muy fuerte, reunían las parcelas, las tierras, aunque en Aragón había muchos pequeños campesinos como aquí aceptaron.

-¿Se llega intuitivamente al anarquismo?

-Si, se llega intuitivamente a partir de la práctica más positiva de un colectivo... Si vives en una sociedad con jerarcas que en todo momento te imponen hay momentos en los que la gente está harta, sencillamente, y hace todo lo contrario, y todo lo contrario es reunirse para decir que esto no puede seguir así y que conjuntamente vamos a hacer otra cosa para que sea más eficaz.

-Autogestión de la sociedad, de la salud... ¿El futuro es la autogestión?

-Claro, mire, cuando hay lo que llaman marea blanca no es que súbitamente la gente haya adoptado la ideología de un partido marea blanca, que no existe, sino que percibe que es una necesidad de supervivencia, porque tus hijos o tus nietos cómo se van a curar, quién los va atender.

-Esta misma semana se conocía el dato: el 40% de los españoles sufre depresión o ansiedad.

-Es que el sistema nos está matando, nos está matando a nivel mental pero también físico. Hablando con un campesino libertario me contaba que normalmente antes un campesino vendía una gallina a las 20 semanas, actualmente se venden a las 3 semanas, son gallinas atiborradas de productos químicos para aparentar como aptas a la venta, como de 19 semanas, y decía también que para cría de pescados, para que engorden más rápido, ponen antidepresivos, ¡a los peces! Usted toma todo eso y se está envenenando. Es decir, que no solo es un problema mental, esta sociedad nos está destruyendo mental y físicamente. Y también parece que actualmente la pubertad en lugar de empezar a los 11 años empieza a los 8 o 9, en las sociedades del primer mundo, en Francia o Alemania, todo derivado de los productos químicos.

-Dado que todo está diseñado para frustrarnos a lo mejor uno solo de nuestros mínimos instantes de felicidad ya es revolucionario...

-Exactamente, un mínimo instante de felicidad va en contra del sistema porque el sistema quiere aislarlos, frustrarnos o provocar rivalidad con sus compañeros de trabajo para que usted sea más competitiva, una ganadora, lo que llaman una persona eficaz, esa persona eficaz que cuando tenga más de 40 años se la echará porque es demasiado vieja.

-¿Rebelarse siendo un perdedor?

-Si, claro. En Francia yo tuve un compañero que acabó suicidándose y no se atrevía a decir que estaba parado, lo silenciaba, como estaba parado ya no tenía contactos con colegas y casi sentía que no tenía derecho a hablar de la situación social puesto que no trabajaba, algo que no sucede en Argentina, donde como la mayor parte de la gente no trabaja o trabaja en negro (ellos dicen "no trabajo en blanco") pues entonces no es ninguna vergüenza estar desempleado, pero en Europa, donde se ha inculcado eso de que el trabajo es lo más importante y ese rollo de que ganas dinero, con él pagarás vacaciones y mandarás a tus niños a aprender inglés y así serán ganadores como tu (risas).

-El anarquismo plantea también una nueva relación con la naturaleza.

-Por su puesto, porque no tienes esta obsesión por vender la gallina a las 3 semanas, o los terneros hormonados o todo.

-¿Hay alternativas o solo queda la resignación?

-La resignación tiene que ver con lo que decía Margaret Thatcher TINA (las siglas del eslogan There Is No Alternative, no hay alternativa), te dicen "no no, nosotros somos los técnicos del neoliberalismo y no hay otra cosa", antes era la iglesia católica, el judeocristianismo o los musulmanes que te decían "no, no cálmate porque en el más allá ya te premiarán o tendrás todo, si eres musulmana tu verás si haces algo malo o, mejor aún, si eres musulmán tendrás huríes" (risas) y ahora los neoliberales es igual, dicen nosotros tenemos la solución, que ustedes no tienen conocimientos y que hay que acatar. Bueno, de hecho yo creo que si tuviesen una solución ya la hubiesen aplicado, lo que podemos ver es que la gente se mueve cuando hay súbitamente una chispa, que no se sabe de dónde procede, por ejemplo en Túnez en diciembre de 2010 estaba ese parado, vendedor ambulante aparentemente pero que era un diplomado de la universidad que no había emigrado, quería trabajar en su país y no tenía ninguna oportunidad porque allí son multinacionales y éstas no crean empleos en este tipo de países, igual que en España, se quemó a lo bonzo y esto súbitamente provocó una especie de terremoto, mientras que al lado, en Argelia, no pasó nada.

-¿Cree que algo así puede suceder en España?

-Claro, y en algún país más, puede surgir en algún momento pero no se puede prever.