Tres desfiles religiosos que partieron de otros tantos templos para confluir en la Peregrina, en el nuevo Encuentro del Resucitado con la Virgen María. Fue el colofón religioso a una jornada festiva en la que los padrinos renovaron la tradición de obsequiar a sus ahijados con el roscón de Pascua. Éste, así como los huevos y casitas de chocolate, sirvieron de postre para endulzar una sobremesa casera que, al igual que toda la mañana, se caracterizó por lluvias intermitentes que amenazaban la celebración del nuevo desfile religioso.

Así, las cofradías esperaron hasta el último momento para tomar la decisión de si celebrar o no la procesión y los fieles temieron que se suspendiese por segunda vez, ya que el pasado año también tuvo que ser aplazada por el mal tiempo. La climatología no deslució, no obstante, las misas del Domingo de Pascua, especialmente los numerosos oficios bautismales que se celebraron en las iglesias de la ciudad: San Bartolomé, la Basílica de Santa María, San José, Santiago Peregrino de O Burgo y Buen Pastor, en Monte Porreiro, citas que convocaron a numerosas familias y grupos de amigos, que quisieron acompañar a los bebés en el sacramento de iniciación a la religión. También estaban misas bautismales programadas en Mourente, Santa María de Xeve, Alba y otras parroquias del rural.

Ya durante la tarde y una vez tomada la decisión de celebrar la nueva procesión, la imagen de Nuestra Señora del Amor Hermoso, acompañada de la cofradía del mismo nombre, partió de la parroquia de San José, mientras que la talla del Resucitado, flanqueada por los cofrades de la Vera Cruz, salió de la iglesia de San Bartolomé. Por su parte, la imagen de San Juan, a la que arroparon las cofrades del Mayor Dolor, partió de la Basílica de Santa María.

Las tres recorrieron itinerarios diferentes por el centro histórico y gran parte del ensanche de la ciudad para encontrarse en la plaza de la Peregrina. Allí se ofreció un sermón a los fieles y a su término las tres imágenes y sus cofradías se unieron en una única procesión que se recogió en el templo de San José de Campolongo.