El tren ya circula por el tramo urbano del AVE. El nuevo puente sobre el río Lérez y el túnel que discurre bajo la parroquia del mismo nombre han sido puestos en servicio por el Ministerio de Fomento después de cinco años de obras. Se trata de las dos estructuras de mayor calado (junto con el viaducto del UIló) de todo el trazado pontevedrés del Eje Atlántico. Su estreno supone dejar en desuso el tradicional puente sobre el río, lo que abre la puerta a su conversión en una senda peatonal, un proyecto pactado entre el Concello y el ministerio. El viejo túnel, en cambio, será cegado ya que no es posible su uso alternativo.

Con esta puesta en servicio, en todo caso, no han concluido los trabajos del AVE en Pontevedra, ya que aún resta acondicionar las nuevas plataformas creadas para cubrir las vías en determinados tramos y, además, faltan por subsanarse las numerosas deficiencias de las que se quejan el Concello y, sobre todo, los vecinos en lugares como Médico Ballina o Entrevías, entre otros.

El tramo más urbano del Eje Atlántico es el denominado Pontevedra-Cerponzóns, de seis kilómetros, que se adjudicó por 55 millones, si bien se han sucedido los cambios y ampliaciones que sitúan el presupuesto actual al menos en los 80. Comenzó a ejecutarse a principios de 2009. Cinco años después, ya está en servicio.

Este tramo es el segunda que se activa en el municipio, después de que el recorrido de unos nueve kilómetros entre Pontesampaio y O Pino, al sur de la ciudad, se pusiera en funcionamiento en el verano de 2013, con una inauguración presidida por la ministra, Ana Pastor. En su última visita a las obras, el pasado 21 de marzo, la titular de Fomento ya adelantó que todos los trabajos se encontraban en su recta final y avanzaba los futuros tiempos de viaje con el AVE. Así, indicó que Vilagarcía de Arousa estaría conectada por alta velocidad con Pontevedra en 14 minutos, y la distancia entre la capital y Vigo sería de 15 minutos, de media hora con Santiago de Compostela y menos de una hora hasta A Coruña. En la actualidad, los tiempos que marca Renfe para el recorrido Pontevedra-Vilagarcía oscilan entre 20 y 25 minutos, mientras que a Vigo varía de 30 a 35 minutos, aproximadamente. No obstante, han sido muchas las quejas en los últimos meses por retrasos y saturación de trenes, que en algunos casos se achacaban a las obras del AVE, cuyos primeros trabajos en el municipio comenzaron en 2008, en el entorno del río Verdugo, en la parroquia de Pontesampaio.

En la actualidad el grueso de los trabajos se centra en la estación ferroviaria pontevedresa, donde la inversión para adaptarla a la alta velocidad es de 14,5 millones de euros, que se suman a los 300 que, como mínimo, se han destinado al resto del trazado por el municipio. Fomento destaca que con las labores en la terminal "se cumple el doble objetivo de adaptar las vías e instalaciones ferroviarias a los futuros tráficos de alta velocidad y de incrementar la calidad de los servicios que se prestan a los viajeros". En el recinto se creó un nuevo andén, en la zona más alejada del edificio principal, mientras que el más cercano se remodeló y amplió. También se trabaja en las plataformas intermedias para completar una playa de siete vías, de las que al menos dos se reservarán para la Alta Velocidad una vez que llegue a Pontevedra, aún sin fecha.

La entrada en servicio de la práctica totalidad del Eje Atlántico en Pontevedra no significa, ni mucho menos, que las empresas adjudicatarias hayan terminado sus trabajos. Todavía quedan muchos "flecos" pendientes, como acondicionar, de acuerdo con el Concello, las plataformas habilitadas sobre las vías en A Seca, Doce de Novembro y Médico Ballina, resolver el destino de los puentes que quedan en desuso y, sobre todo, aclarar qué pasará con la subestación eléctrica de Bértola, en Vilaboa, y satisfacer las quejas de los vecinos.

En el caso de la subestación, la ubicación elegida por Fomento y Red Eléctrica Española no es aceptada por los vecinos y ambas partes no se ponen de acuerdo para un emplazamiento consensuado. En cuanto a las deficiencias por las obras, se extienden por todo el municipio y llegaron a provocar un notable desacuerdo entre el Concello y el ministerio por la falta de diálogo al respecto durante meses, una crisis resuelta a finales del pasado año. Pero la reanudación de las conversaciones no alivió las quejas vecinales. En el entorno de la estación se mantiene el malestar por los ruidos nocturnos (que llevaron a la Policía Local a paralizar las obras en alguna ocasión) y el tránsito de camiones, mientras que en la zona de Médico Ballina critican que los accesos a las casas están deteriorados y faltan pantallas acústicas. Estas quejas se analizarán mañana en una nueva comisión de seguimiento de las obras.