El meollo de la cuestión está en saber cómo ha encajado Lucía Pedroso Suárez su reciente derrota en las elecciones presidenciales de la Federación Galega de Xóvenes Empresarios. La presidenta de AJE Pontevedra aspiraba a suceder a José Manuel Valenzuela, quien dejaba el cargo tras cumplir la edad reglamentaria. Todo hace pensar que los miembros de la comisión ejecutiva no vieron con buenos ojos una sucesión entre pontevedreses y optaron por apoyar la otra candidatura de Carmen José López, una abogada lucense que ocupaba hasta ahora la secretaría general. Tras pasar solo un año al frente de AJE Pontevedra, quizá Lucía Pedroso midió o le midieron mal sus tiempos y trató de ir demasiado deprisa en su propósito de saltar a la presidencia de la federación gallega sin el meritoriaje conveniente.

Si yo fuera Salustiano Mato no las tendría todas conmigo tras una atenta lectura de las elecciones celebradas en la Universidad de Vigo y me esforzaría al máximo por entender su mensaje encriptado. Todo ha sido bastante atípico, desde el principio hasta el final: la concurrencia de una sola candidatura, el triunfo de los votos en blanco sobre los votos a favor (908 - 751), la exigua participación del 8,66%, o la denuncia no atendida de seis profesores que pidieron una papeleta para votar en contra de Mato. La legitimidad del sistema no está en cuestión, pero el proceso en sí deja bastante que desear. El meollo de la cuestión está en interpretar bien, sin mirar para otro lado, todas las causas que han conducido a semejante debacle y comenzar a remediar aquello que se pueda para reforzar su credibilidad misma.

El meollo de la cuestión está en adivinar cuál es la respuesta que baraja Lores y su equipo de gobierno a esa demanda pública de un parque digno para el esparcimiento de los perros. Una sonora callada es la contestación dada hasta el momento a los propietarios más reivindicativos y bastante molestos con algunas sanciones impuestas, por cierto más disuasorias que generalizadas. Llama la atención que un BNG tan dispuesto a atender aquellas demandas que le gusta escuchar, se muestre tan remiso e incluso mire para otro lado cuando las reclamaciones tienen su aquel y se salen del manual al uso. Quizá esa falta de atención se deba a que Miguel Filgueira (sanidad animal), Anxo Riveiro (parques y jardines) y Carmen da Silva (Policía Local) todavía no saben bien a quien compete esa responsabilidad de mejorar la vida perra.