El encarecimiento de la factura del nuevo Pasarón de 7 a 15 millones de euros obedecería a que el proyecto inicial "no era digno ni acorde para la ciudad de Pontevedra". Ésta es la justificación que ahora aporta Rafael Louzán sobre polémico sobrecoste, incidiendo en que fueron las carencias de la oferta que él mismo aceptó en el concurso de ideas convocado en 2004 las que llevaron a encargar unas mejoras con las que se duplicó el dinero público gastado en este estadio.

El presidente provincial realizó estas explicaciones en una carta dirigida al concejal de Deportes de Pontevedra, quien solicitó que se convocase de nuevo la comisión de seguimiento de las obras para abordar el controvertido sobrecoste. El encuentro se produjo ayer pero, a su término, Louzán no quiso realizar consideraciones al respecto más que las incluidas en la misiva. Solo a través de ésta se refiere a las que defiende como causas de la desorbitada subida. "Se propusieron las soluciones para que la ciudad contase con un campo digno, acorde a su categoría, circunstancias que no concurrían en el proyecto inicial como, lamentablemente, se fue comprobando durante el desarrollo de la obra", dirige Louzán a Agustín Fernández. Esas tareas incorporadas a mayores al plan inicial se ejemplifican siempre con la ampliación de las viseras que cubren la grada y la mayor cantidad de acero utilizado para ellas. Pero pocos detalles más se dan acerca de cuáles son esas mejoras que han costado más que lo contratado en un principio para todo el recinto. Tampoco en esta carta se concretan más esas mejoras.

Además, el dirigente de la Diputación reparte responsabilidades y recuerda que fue la comisión de seguimiento la que, mientras se ejecutaba la primera fase de los trabajos, "propuso las mejoras en diversos aspectos, recogiendo los técnicos esas sugerencias a través de un proyecto modificado que fue financiado al 50 por ciento por el Concello y la Diputación". Louzán sostiene en la carta, pese al silencio que guardaba ayer al respecto y al llamativo sobreprecio, que "la Diputación actuó siempre con claridad y transparencia, procurando que el campo de Pasarón, de titularidad municipal, fuese acorde a la categoría de la ciudad y no cómo inicialmente estaba previsto", insiste nuevamente. En ningún momento ese escrito hace referencia a que fue la administración que él dirige la que adjudicó la obra a la empresa Oreco en detrimento de las otras ofertas presentadas.

La "unanimidad" mediante la que los grupos políticos aprobaron las modificaciones presupuestarias también es otra de las cuestiones que emplea Louzán para restarse protagonismo dentro del proyecto. Recuerda que estos acuerdos se habrían dado en más de una ocasión, primero para pagar esas mejoras en las que insiste y después para "ejecutar un proyecto complementario de desarrollo de diversas obras, entre ellas la urbanización de las calles Leonardo Enríquez y Luis Otero, equipamiento, nuevo terreno de juego, etc."

Por otro lado, desde la Diputación concretaron que, tras las "verificaciones técnicas" el precio final quedaba en los 15,8 millones de euros. La factura pagada a Oreco aumentó, por tanto, un 120 por ciento. La última inyección de dinero público fue abonado en su mayor parte por el ente provincial, al negarse el Concello a pagar más dinero que el que exigía aquel convenio que vencía en 2009. De este modo, sin nuevas comisiones ni acuerdos entre instituciones, la Diputación realizó los últimos pagos y puso el punto final a un despropósito de obra. La constructora retiró la maquinaria y a sus operarios, pero sin que la imagen ni el coste final se ajustasen a lo encargado. Hace ya más de dos años que no hay operarios en las instalaciones a pesar de que las instalaciones aún presentan deficiencias.