De cada mil niños nacidos vivos, entre 3 y 4 (algunos especialistas elevan la cifra hasta 7) serán diagnosticados como Asperger, un síndrome que caracterizó, por ejemplo, a Albert Einstein y que comparten Bill Gates o el realizador Steven Spielberg. La jornada "A diversidade é unha riqueza, non un problema", centrada en divulgar las características de estas personas y su neurodiversidad. Entre los ponentes de este encuentro que tuvo lugar en el IES Valle Inclán, el pedagogo, terapeuta y coordinador de Asperga, la Asociación Galega de Familias de Persoas Afectadas pola Síndrome de Asperger.

-¿Qué es el síndrome de Asperger?

-Es un trastorno, no es una enfermedad que se sabe la causa y yendo a la causa se puede curar, sino unas alteraciones en el comportamiento que vienen tipificadas por alteraciones en la comunicación verbal y no verbal, proporcionando a las personas que las sufren dificultades para charlar, para llevar una conversación, para explicarse. Hay unos problemas de lenguaje, y es que aún teniéndolo bien preservado y con buen nivel de lenguaje no entienden el doble lenguaje, las palabras de doble sentido o las ironías y metáforas, entonces se pierden todo el sentido de las conversaciones que tengan este carácter.

-Por ejemplo el humor.

-Por ejemplo el humor, un chiste no lo entienden porque un chiste consiste en decir una cosa y entender otra, y ellos entienden literalmente y no le ven la gracia, por ejemplo, con mayor o menor sensibilidad.

-¿Cómo son emocionalmente?

-Emocionalmente tienen dificultades con la empatía, esa capacidad que nos permite sentir lo que experimenta el otro, es como la transmisión de los sentimientos por la vía directa, captar la emociones de los demás, y ahí tienen dificultades, con lo que pueden dar la apariencia de frialdad emocional cuando lo que tienen en realidad es dificultad para sintonizar en la misma onda con nuestras emociones, para entenderlas y para experimentarlas en si mismos, ellos tienen dificultades para experimentar sentimientos y emociones en si mismos y para entender después cuando a nosotros nos ven llorando, alegres o enfadados, para entender sin más lo que no está pasando y comportarse de acuerdo con esa interpretación.

-Podría creerse que no empatizar con el dolor del interlocutor es abrir la puerta a conductas peligrosísimas...

-No son de ninguna manera gente fría o sin sentimientos, sino todo lo contrario. Si hablamos de que podría dar lugar a conductas peligrosísimas diría que no, no está tipificado que las personas con síndrome de Asperger tengan conductas más peligrosas que los demás y, es más, yo diría que las tienen mucho menos, porque lo que les lleva precisamente a no atribuir a los demás intenciones, ideas, creencias, les lleva a una ingenuidad y una candidez bastante acusadas, no esperan nunca de nadie que les haga daño. Otra cosa es que tengan un error en el comportamiento porque no captan las emociones del otro, no las sintonizan, pero eso no se traduce nunca en un comportamiento agresivo o molesto, no, otra cosa es que debido a los errores que cometen por no hacer esa buena lectura emocional pueden decir cosas que cuyos efectos ellos no saben ni intuyen, de modo que pueden parecer molestos o inoportunos, pero es porque están cometiendo un error, no porque quieran descalificar, sino que es una alteración que produce estos comportamientos erróneos que naturalmente por la reeducación y el trabajo pueden llegar a descubrir como funcionamos nosotros.

-¿Estamos ante la primera generación de Asperger que es tratada adecuadamente o contamos con años de experiencia?

-Digamos que de una manera clara y sistemática es reciente el trabajo por las personas con Asperger, pero hoy se encuadra dentro de los trastornos del espectro autista, y el aspecto autista llevamos más de 40 años de trabajo en Galicia y Europa, de tal manera que muchos recursos y muchos avances en la investigación relacionados con el autismo ahora se van a aprovechar, son de alguna manera extrapolables, entonces ahora estamos en un momento en que se pueden dar respuestas más sólidas desde el punto de vista científico, del conocimiento de como funcionan, los avances en genética y biología son muy grandes, también en psiconeurología, entonces cada vez estamos mejor preparadas para dar respuestas adecuadas.

-¿Se puede emplear el concepto de curar en estos casos?

-No hay nada que curar, porque no se considera una enfermedad, podríamos decir porque si no caeríamos en un exceso que podemos contemplar las personas con síndrome de Asperger dentro de la diversa tipología de la población, es una manera de ser, de estar, de concebir y de actuar en el mundo. Si nosotros percibimos la sociedad como muy diversa pues hay que incluirlos a ellos dentro de la normalidad, hay que respetarlos y la única manera es conocer, saber por qué funcionan así, que ellos no escogieron ser personas con síndrome de Asperger pero que nosotros sí que podemos hacer mucho por ellos en nuestra ética social.

-¿Qué futuro les espera en general?

-Desde el plano biológico el de cualquiera, la misma esperanza de vida, en los indicadores de salud también están en la normalidad, como cualquiera, en los parámetros de cualquier persona, pero a nivel personal hay que pensar que van a funcionar en una sociedad, la nuestra, que requiere mucha autonomía, mucha agresividad, mucha competitividad y para eso están mal preparados, una persona con síndrome de Asperger viene mal equipada para el nivel de autonomía y agresividad que exige nuestra sociedad, por eso necesitan ser ayudados para que puedan ir integrándose en la sociedad, dando respuestas adaptadas a la vida profesional. Diría que normalmente una persona con síndrome de Asperger necesita apoyo toda su vida, en mayor o menor medida, depende de la persona.