La playa de Canelas, en el municipio de Sanxenxo, apareció ayer con ejemplares de la carabela portuguesa sobre la arena. Se trata de una especie de medusa venenosa que puede provocar picaduras muy dolorosas e incluso la muerte en determinadas circunstancias. Además, en este mismo arenal, así como en el de A Lanzada, el mar arrastró hasta la costa los cadáveres de varios delfines. En el caso de Canelas, era un golfiño riscado.

Efectivos del Servizo Municipal de Emerxencias de Sanxenxo se encargaron en la jornada de ayer de despejar la playa tanto de las carabelas portuguesas como de los cuerpos de los cetáceos. Incluso inspeccionaron otros arenales por si se repetía su presencia en ellas. Aunque en la jornada de ayer lució el sol y algunas personas se acercaron a las playas, no fue necesario adoptar medidas más allá de la retirada de los ejemplares ya que su número no fue muy elevado.

Hace unos días ya se produjeron llegadas masivas de carabelas portuguesas a las playas de la provincia, pero el avistamiento de ayer no llegó a esos niveles. Conocida también como agua mala o botella azul, no es en realidad una medusa. Aunque presenta un aspecto y comportamiento muy similares, se trata de un hidrozoo sifónoro, cuyo nombre científico es el de physalia physalis. Presenta un color azulado y una franja roja a lo largo del cuerpo. Su tamaño es variable.

Según explican los expertos, se trata de una especie que habita en aguas cálidas, como las regiones tropicales y subtropicales y en los océanos Pacífico e Índico. Su llegada a Galicia se debe a las fuertes corrientes ocasionadas por las sucesivas ciclogénesis que han asolado la comunidad en las últimas semanas y que las han arrastrado.

Por su parte, la playa de A Lanzada volvió a recibir ayer varios cadáveres de animales. Se detectó la presencia de un delfín, un frailecillo -una especie pelágica poco frecuente en tierra firme en estas latitudes- y diversos ejemplares de araos, alcas y cormorán moñudo. Los ornitólogos explican que este fenómeno no cesará y es que "ahí afuera", en el Atlántico, todavía quedan muchos mamíferos marinos, aves y tortugas muertos, por lo que pronostican que en próximos días, aunque la corrientes y el oleaje ya no sean tan intensos, seguirán llegando restos a la costa.

Encarna González, coordinadora en la provincia de Pontevedra de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), explica que "la sucesión de ciclogénesis explosivas en el Atlántico" causó estragos, "sobre todo entre las aves pelágicas, que no tienen dónde refugiarse, por eso es lógico que ahora aparezcan los cadáveres en la costa".

Explica, además, que algunos ejemplares mueren por no poder alimentarse, ya que con tanto temporal consecutivo les resulta imposible pescar. Otros, sobre todo cuando realizan movimientos migratorios, acaban extenuados por los fuertes vientos, se quedan desprotegidos sobre el agua y acaban ahogándose.