Mercedes García de la Riega recuerda perfectamente el disgusto de su padre cada vez que alguien acusaba a Celso García de la Riega de mentir, así que a sus 96 años afirma que el dictamen del Instituto de Patrimonio Cultural de España ha sido "una de las grandes alegrías de mi vida".

-¿Qué le parece que el Instituto de Patrimonio Cultural autentificase los papeles de su abuelo?

-Lo recibí con mucha alegría, una sensación admirable, porque yo recuerdo mucho la pena de mi padre, porque después de que se murió el abuelo, Celso García de la Riega, fue cuando empezaron los enemigos de él, políticamente sería o así, y lo empezaron a criticar, empezaron a mentir diciendo que él había falsificado una parte de la escritura. Y no fue así, sino que como no se veía claramente la escritura, estaban muy borradas algunas líneas, a él se le ocurrió cargarlas, marcarlas más, y de ahí empezaron a decir que había falsificado los documentos, pero eso fue después de morir él.

-Así que el disgusto recayó en realidad sobre su padre

-Mi padre era el que tenía un disgusto enorme, enorme, con todo esto, y decidió guardar los documentos y que no volviesen a abrirse ni quiso preocuparse más de todo eso...

-Usted es la que más vinculada estaba a la teoría del Colón gallego

-Si, porque mi hermano como muchacho joven que era la pesca, el estudiar en el Instituto, las películas, porque iba al cine, y todo eso hacían que no se preocupase por el asunto, y yo era la que vivía en casa con mi padre y mi madre y me daba cuenta de todo lo que pasaba, por ejemplo cuando se publicaban artículos y mi padre contestaba al señor que escribía aquello contra el abuelo, tuvo debates muy intensos y yo me daba cuenta de eso. Le preguntaba a mi madre qué le pasaba a mi padre que estaba tan preocupado y me contestaba que era por eso, por la forma que tenían de rebajar la abuelo y de decir que era un mentiroso, porque a mi abuelo lo rebajaban.

-Una hija suya también tuvo que escuchar que su antepasado fue un falsario...

-Si, una hija mía que estaba estudiando en el Instituto un día vino diciendo que la profesora de Historia había dicho que mi abuelo había sido un falsificador, a los alumnos dándole clase, y por eso vino muy enfadada... Han sido muchos años y que autentifiquen los documentos de mi abuelo es reparar una gran injusticia.