Los propietarios de las atracciones de las fiestas de la Peregrina cuentan con una larga tradición de quejas y lamentos sobre sus condiciones laborales. A fuerza de gimotear por todo (hasta por el buen tiempo disfrutado durante la Semana Grande y que algunos han considerado contraproducente por las altas temperaturas), acaban por perder la razón que tienen en algunas demandas. La concejala de fiestas, Carmen da Silva, no ha rechazado un diálogo abierto con Ángel Gutiérrez, propietario de El Chiringuito y portavoz de los descontentos, pero ha recordado que el momento adecuado no es cuando las fiestas acaban, sino antes de que empiecen su temporada estival. El meollo de la cuestión está en valorar si los largos tentáculos recaudatorios del Ayuntamiento pontevedrés también alcanzan a los feriantes y sus tasas municipales son o no más altas que en otras ciudades gallegas.