Desde ayer, el grupo municipal del BNG, responsable de la elaboración del Plan de Urbanismo, está sometido a un mandato plenario, pactado por el PP y el PSOE, que le ordena retomar la elaboración de ese documento y lograr su aprobación inicial en el plazo de un año. Sin embargo, los nacionalistas no parecen dispuestos a obedecer. El concejal César Mosquera ya dejó claro que el PXOM "seguirá en el cajón" en el que permanece desde febrero de 2012 por las serias discrepancias entre el Concello y la Xunta sobre su contenido. "No me voy a amilanar", añadió rotundo el concejal.

El portavoz del PP, Jacobo Moreira, que lleva varias semanas tratando de forzar la reactivación del documento, logró ayer el apoyo expreso del PSOE, con lo que se agranda la "grieta urbanística" entre socialistas y nacionalistas en el gobierno local, si bien no parece que estas discrepancias vayan a provocar, a corto y medio plazo, una crisis de mayor calado.

Tras la "pinza" de ayer entre PP y PSOE contra el BNG, el gobierno local está obligado a "trasladar una propuesta de PXOM a la Xunta, con los informes favorables de los técnicos municipales, en el plazo máximo de un año", con dos apéndices añadidos por los socialistas: "Dirigirse a la Consellería de Medio Ambiente para reclamar la máxima agilidad, lealtad y compromiso para sacar adelante el PXOM que proponga el concello, sin invadir las legítimas competencias municipales en cuanto a la ordenación adecuada de su territorio; y crear una subcomisión técnico-política en el seno de la comisión municipal de Territorio para buscar el máximo consenso en torno a los objetivos prioritarios del Plan Xeral".

Mientras populares y socialistas consideran que ha llegado el momento de relanzar la elaboración de un documento que en octubre próximo cumplirá una década de tramitaciones, César Mosquera insistió una y otra vez en que "con las exigencias actuales de la Xunta, como mantener Ence como industrial o recortando la edificabilidad, cualquier PXOM es totalmente inviable".

Jacobo Moreira, impulsor de esta alianza PP-PSOE, aseguró ayer que su grupo no pone condiciones al futuro documento, "salvo que se ajuste a la ley", una coletilla que, en el fondo, podría obligar a incorporar todas las exigencias autonómicas que no admite el BNG y que, hasta ahora, tampoco aceptaba el PSOE. Pese a todo, el portavoz socialista, Antón Louro, recordó que "el PXOM es una prioridad para nosotros y forma parte de los pactos de gobierno de 2011 y de 2007: es necesario, urgente e imprescindible y no estamos de acuerdo con que se meta en un cajón", pese a que sí lo aceptó en febrero de 2012. Eso sí, cree que "ha llegado el momento de un nuevo impulso, en el ecuador del mandato, para planificar el futuro del municipio, ordenar el crecimiento en las zonas periféricas, reservar suelo para equipamientos y para suelo industrial, de modo que la ciudad no quede parada".

El PSOE recordó que el Plan de Urbanismo aún vigente se aprobó en 1989, a punto de cumplir un cuarto de siglo, mientras que el futuro se acerca a la década de tramitaciones, ya que se acordó en octubre de 2003 comenzar su redacción y se contrató a Consultora Galega para ello en marzo de 2004.

"Cero posibilidades"

Atacado desde dos frentes, César Mosquera optó por convertir a la Xunta en el objetivo. Quiso escapar de controversias con el PSOE ("es legítimo que quiera marcar territorio"), pero dejó claro que el acuerdo de ayer "es un camino a ninguna parte porque la Xunta ya nos dijo en su día (a finales de 2010) que es lo que hay que incluir en el PXOM", unas exigencias que el Concello no está dispuesto a aceptar. "El PP y el PSOE saben de sobre que el problema está en la Xunta por lo que las posibilidades reales de sacar el PXOM adelante son cero".