Eliminar el matorral de los márgenes de las pistas, tratar de recuperar la zona de Castrove que fue pasto de las llamas en 2006, así como diferentes tareas de limpieza, la elaboración de cortafuegos o de vías de penetración. Los comuneros de Poio trabajan ya de cara a la temporada estival con el objetivo de evitar incendios o, en caso de que estos se produzcan, solventarlos con la mayor eficacia posible.

En cualquier caso, "falta mucho por hacer", explica el presidente de la agrupación de comunidades de O Castrove, Claudio Quintillán. "El monte no está al cien por cien limpio. Esto no es factible ni económica ni ecológicamente. Sería una catástrofe", asegura el comunero, quien detalla que las actuaciones que lleva a cabo este colectivo se limitan a la limpieza de determinadas zonas. "Se mira y parece que está todo el monte lleno de matorral. Sin embargo, éste es necesario, incluso la mayor parte de la superficie debe estar compuesta por árboles y matorrales. Lo que nosotros hacemos son pequeños cortes y actuaciones para impedir que, en caso de incendio, el fuego avance demasiado", aclara.

Cuestión económica

Para Quintillán, las actuaciones que desarrollan los comuneros están condicionadas por las posibilidades económicas. "Hay comunidades de montes que tienen ingresos atípicos, es decir, que no provienen de la madera, sino del alquiler de terrenos donde se sitúan parques eólicos o canteras. Estas comunidades se pueden permitir año tras año invertir estos fondos en el mantenimiento del monte", argumenta Quintillán. Sin embargo, en el caso del municipio, los comuneros de Combarro, Poio o Samieira dependen "exclusivamente" de los ingresos forestales por lo que, en comparación, "hay unas diferencias abismales en cuanto a la inversión", lamenta el presidente de la agrupación de comunidades de O Castrove. A pesar de ello, los comuneros tratan de destinar un porcentaje importante de sus ingresos para estos fines. "En 2011 destinamos el 60%, lo habitual es que dediquemos, como mínimo, el 40% de nuestros ingresos anuales", detalla Quintillán, un porcentaje similar al que pretende establecer por ley la Xunta.

Extremar medidas

El comunero subraya que el monte "es una zona vulnerable" y "más en verano". No obstante, Quintillán advierte que se deben tomar precauciones desde ya, después del aumento de temperaturas registrado durante estos días. Y es que la zona costera es propicia a sufrir incendios debido a sus pendientes, algo que favorece que el fuego avance más rápidamente.

"Además, hay una enorme superficie de eucalipto muy inflamable", subraya el comunero, quien lamenta que la gente "queme muy alegremente restos sin ningún tipo de preocupación". "Con que se levante un poco de viento ya se puede provocar un incendio", advierte.