El profesor de Historia de la Música en el Conservatorio Superior de Vigo, Javier Jurado, explica que "A lenda de Montelongo" es la obra-tipo por excelencia de la zarzuela gallega, cuyas particularidades incluyen el uso del folclore, bailes auténticos del país o giros idiomáticos propios.

Fue compuesta en 1924 y su primera representación se produjo durante la dictadura de Primo de Rivera. El autor de la escenografía fue Camilo Díaz Valiño, padre de Isaac Díaz Pardo, en un momento en el que "las Irmandades da Fala se refugiaron en los coros gallegos para hacer una labor de defensa de la cultura".

La zarzuela, que aborda temas como la reivindicación nacionalista frente al centralismo o la redención de los foros campesinos, tuvo un gran éxito y fue representada en la República, en plena guerra civil, también en la postguerra aunque con otra ambientación y, finalmente, la última función se produjo en el año 1956 en Santiago.

La de Pontevedra del próximo domingo, un espectáculo que tendrá lugar en el Pazo da Cultura y dará comienzo a las 19 horas, aspira a ofrecer a los espectadores una experiencia muy especial, con melodías populares en el "redescubrimiento de una obra magnífica", señala el presidente de la Banda de Música, Adrián Silva.

Éste acompañó a la concejala de Cultura, Anxos Riveiro, a Javier Jurado y a la directora del Coro del Liceo de Vilagarcía de Arousa, Margarita Guerra, en la presentación del concierto, el único del Ciclo de Butaca 2013 en el que se cobrará entrada, en concreto 5 euros.

Margarita Guerra señala que se trata de una producción "absolutamente propia y toda ella, salvo el fondo del decorado, el vestuario, el atrezzo, luces, coreografía, la preparación de los diez actores, alguno de los cuales también canta, el coro y la escenografía".

Mucho diálogo hablado, en un tipo de sainete lírico, es obra de las características de esta obra, perteneciente a un género que se inició en 1886 con el estreno en La Habana de la primera zarzuela en gallego y en la que no ha habido nuevas composiciones desde mediados de la década de los cuarenta.

Javier Jurado, que recuperó las partituras de la zarzuela, también se inspiró en la idea original de Camilo Díaz Valiño para el telón de fondo, ya que del original, perdido en el mismo 1924 del estreno de la obra, solo se conservan fotos.