Participó en el diseño de la primera experiencia pionera en caminos escolares seguros. Fue en Segovia y corría el año 1998. Desde entonces esta apuesta por hacer de la ciudad un espacio amable para los niños ocupa buena parte de su agenda como responsable del Área de Educación y Cooperación del Ceneam. Hoy llega a Pontevedra para conocer de primera mano la apuesta local.

- Es una pionera en el diseño de los caminos escolares ¿qué balance hace de la experiencia?

- Fue en Segovia, con un programa municipal en colaboración con el Ceneam, la Escuela de Magisterio y otras instituciones, cuya finalidad era promover la participación infantil en la movilidad urbana. La idea era que los niños y niñas se hicieran un hueco en la ciudad. Trabajamos distintos aspectos durante diez años y uno de ellos fue el uso de los espacios públicos y en concreto de las calles por donde transitaban los niños todos los días de casa a la escuela y la zona de juegos.

- ¿Qué respuesta obtienen de los escolares y de los padres al plantearles la propuesta?

- Los niños la aceptan encantados, es una propuesta que les hace sentir mayores. Pasado el tiempo compruebas que ellos plantean la vivencia con detalles, como una aventura. Esto es importante porque para los adultos el ir de casa al colegio es un trámite que hay que resolver y cuanto más rápido mejor. Sin embargo los niños y niñas van a su ritmo, van con sus colegas, son sensibles a las cosas que pasan a su alrededor, se fijan en la gente. Recuerdo el texto de un niño: lo primero que encuentro es la furgoneta del pan y me alegra la mañana. Otro decía que encontraba a su amigo Alex e iban caminando y charlando pero enseguida llegaban al colegio y se quejaba porque el camino era tan corto que nunca acababan la conversación. A través de la expresión de los niños vemos como valoran estas pequeñas aventuras cotidianas, que les estamos robando cuando no van andando.

- Escuchando a los niños ¿tuvieron que introducir cambios en su planteamiento?

-De aquella experiencia aprendimos mucho y diría como resumen que infravaloramos el trabajo con las familias. Hoy en día si se plantea la experiencia de ir andando al cole lo primero de lo que hablan es de la seguridad. Nuestra relación con los hijos ha cambiado, la educación es mucho más protectora, hiperprotectora en ocasiones, ser buena madre o buen padre se contextualiza como estar pendientes de los hijos todo el rato. Debemos reflexionar cómo queremos educar a nuestros hijos y ver si queremos generar espacios para que entrenen su autorresponsabilidad, su autonomía, su capacidad de enfrentarse a pequeños riesgos, pequeñas decisiones...

- ¿Los caminos escolares seguros e son una iniciativa que se extiende o son casos muy puntuales?

-Hay experiencias diversas y en ciudades tan complejas como Madrid. Estamos ante un problema general: un umbral de tráfico en las calles insostenible, de inseguridad vial generada en los entornos de los colegios precisamente por las familias que usan el coche para dejar a los niños... Yo he estado en pueblos de 4.000 habitantes que llevaban a los niños en coche: es que llueve, es que hace frío, siempre hay excusas.