El meollo de la cuestión está en saber cuantos edificios de esta ciudad arrastran una situación de alegalidad desde hace muchos años, tal y como acaba de destaparse con la oficina del Banco Santander entre las calles Michelena y Fernández Villaverde. La carencia de una Gerencia de Urbanismo como dios manda, que prometieron todos los partidos en épocas electorales pero que nunca acometieron cuando llegaron al Ayuntamiento, trajo consigo tantos desmadres y tantos chanchullos. El "tú vete haciendo" o el "tú abre que luego ya veremos" fueron el pan nuestro de esa política urbanística, cuya factura sigue pendiente de pago en la actualidad. Solo una reforma de la oficina del Santander ha sacado a la luz ahora su falta de licencia de apertura, cuando reemplazó la antigua sede del Casino Mercantil.