El BNG siempre se mostró reacio a incorporar entre las medidas de presión contra Novagalicia Banco la retirada de las cuentas municipales, si bien ayer aceptó la posible cancelación de alguna de ellas porque "por algún lado hay que romper y algo hay que acordar". Además, no quiso romper la unanimidad que se había pactado el viernes con los propios afectados.

Además de que muchas de las cuentas municipales con la antigua Caixanova son de difícil anulación por afectar a las domiciliaciones de los contribuyentes, el concejal nacionalista César Mosquera apuntó ayer con si todos los concellos retiraran sus fondos de la entidad "nos tememos que lo único que se conseguiría sería debilitarla".