Un vecino de Cotobade compareció ayer ante el juzgado de Caldas acusado de un delito contra la seguridad vial y una falta de orden público después de arrojar un resultado positivo en un control de alcoholemia. Pese a que la Guardia Civil le inmovilizó el coche, este volvió a cogerlo y sufrió un accidente, dando de nuevo positivo.

Ocurrió el sábado pasado, cuando efectivos del Subsector de Tráfico de Pontevedra realizaba un control en la carretera entre Pontevedra y Vilagarcía a la altura de Barro. Allí procedieron a la inmovilización del Ford Mondeo que conducía esta persona, V. A. E. P., un varón de 51 años de edad, al que se le imputó un delito contra la seguridad vial al dar positivo por alcohol en una tasa de 0,82 mg/l en aire espirado en la primera prueba y 0,76 en la segunda. Posteriormente, a las 3.30 horas de esa misma madrugada, los agentes tuvieron conocimiento de un accidente de circulación a la altura del kilómetro 1,5 en la carretera entre Pontevedra y Vilagarcía.

Se "comió" una rotonda

La sorpresa de los guardias civiles llegó cuando al llegar al lugar del siniestro comprobaron que se trataba de la misma persona, quien había quebrantado la orden de inmovilización de su vehículo, se había vuelto a poner al volante del mismo y, cuando circulaba en sentido hacia Pontevedra, perdió el control del turismo y cruzó por el medio una glorieta causando daños en el bordillo de cemento, en las señalización vertical de la intersección y en el seto vegetal, entre otros.

El conductor presentaba síntomas evidentes de encontrarse bajo los efectos del alcohol, según informaron ayer fuentes de la Comandancia, y volvió a dar positivo por alcohol con las tasas de 0,61 y 057 en las pruebas que se le volvieron a practicar. Además del delito por conducir ebrio, tendrá que responder por una falta de orden público al quebrantar la inmovilización del vehículo que se le había impuesto.