Un total de quince alternativas se plantearon al Ministerio de Fomento antes de que este departamento del Ejecutivo central se decantase por la realización de dos túneles subterráneos para peatones y turismos para dar cumplimiento a la sentencia que obliga a retirar los pasos a nivel de la plaza de Placeres. Sin embargo, no fue siempre esta opción (que rechazan los vecinos) la alternativa elegida por el Ministerio. Inicialmente, Fomento se decantó por el soterramiento del tren a su paso por la plaza, un proyecto que finalmente desechó a raíz de la intervención de la Autoridad Portuaria de Marín-Ría de Pontevedra y de Puertos del Estado.

La completa reorganización de los espacios portuarios que sería necesaria para ejecutar el enterramiento del tren, el corte del tráfico ferroviario a los muelles durante un largo periodo de tiempo de ejecución de las obras, así como su elevado coste (que se disparó después de que el propio Puerto realizase diversas matizaciones al proyecto inicial), hicieron que Fomento se haya decantado por la opción más económica pero que divide la plaza en dos. Una solución rechazada insistentemente por la Plataforma Defensora de la Praza de Os Praceres, que no acepta otra actuación que no sea el soterramiento o la retirada de las vías.

La elección de esta alternativa se justifica en la memoria del proyecto constructivo que estos días se somete a exposición pública. En ella se valora el coste de ejecución de estas obras en 14,8 millones de euros, frente a los 6,4, que se calculan para el proyecto que finalmente ha resultado elegido.

Fue en 2008, un año después de que el Supremo confirmase la ilegalidad de los pasos a nivel, cuando el Ministerio encargó a la empresa Ineco, Ingeniería y Economía del Transporte que elaborase un estudio con distintas alternativas para dar cumplimiento a la sentencia. Se barajaron múltiples posibilidades hasta plantear quince planteamientos distintos. Finalmente la elegida fue la alternativa 2.2 que consistía en el soterramiento completo del tren a su paso por la plaza. El estudio concluía entonces que de los tres criterios de "funcionalidad, menor impacto ambiental y la menor inversión posible" que se buscaban, el soterramiento del tren no era el más económico pero sí cumplía con creces los otros dos objetivos perseguidos. Con esta solución la plaza se conservaba como un único espacio, diáfano, sin la barrera que supone el paso del tren y eliminando el impacto visual y acústico que supone, tal y como reclaman los vecinos. Así lo reconoce todavía hoy la memoria del actual proyecto.

Con el soterramiento del tren ya como solución definitiva fue cuando entró en escena la Autoridad Portuaria de Marín-Ría de Pontevedra. El ente remitió un informe a Fomento con el aval de Puertos del Estado en el que le advertía de que se equivocaba de alternativa. A partir de ese momento se iniciaron una serie de reuniones entre técnicos del Ministerio y del Puerto en las que "se cuestionó la funcionalidad" del proyecto elegido. Desde la rada se advertía de que soterrar el tren en Placeres tendría una grave "afección" para la explotación portuaria.

Fue así como en 2009 Fomento encargó a Ineco la redacción de una addenda al estudio de alternativas "teniendo en cuenta las observaciones de la Autoridad Portuaria". Algunas de ellas recogían, por ejemplo, el impacto negativo que el soterramiento tendría sobre la "operativa ferroviaria interior del Puerto", no solo durante las obras, sino "con carácter permanente". Para que el tren pudiera discurrir bajo la plaza de Placeres es necesario un gálibo mínimo de 6 metros. Para obtener esta profundidad se tendría que construir un túnel de unos 217 metros que, según recoge el actual proyecto, obligaría a reconstruir toda la playa de vías y los viales interiores del Puerto para el tráfico de mercancías. El Puerto advertía de que toda esta reordenación no solo sería muy costosa sino que se prolongaría demasiado en el tiempo lo que hacía prever una "repercusión negativa en la demanda" de los servicios portuarios. Toda esta reordenación que era necesario acometer en el interior de la rada disparaba los costes de la actuación, de tal forma que si en una primera instancia se valoraba en "solo" 4,4 millones de euros, tras la revisión de las 15 alternativas realizadas por Ineco e incluyendo los apuntes del Puerto, el coste se disparaba hasta los 14,8 millones de euros.

Es así como finalmente Fomento se decantó por el proyecto que recientemente fue remitido al Concello: La eliminación de los tres pasos a nivel dejando la línea férrea en superficie y creando dos pasos subterráneos para coches y vehículos. Señalan como ventajas que "se conserva la plaza en sus condiciones actuales" pero reconociendo que se parte en dos con el "cerramiento" de toda la línea ferroviaria a su paso por la plaza. El proyecto añade que, además, "no afecta al tráfico ferroviario", y destaca por la "simplicidad y economía de esta solución" ya que "solo se requieren dos estructuras y una reordenación del viario. Aunque parta la plaza de Placeres para siempre en dos.