Después de varias semanas de reuniones preparatorias en cada concello, ayer se desarrolló el encuentro bilateral en el que ambas partes confrontaron sus respectivas propuestas. Estaban citados los dueños de más de 300 propiedades a lo largo de la frontera, en especial los vecinos de las viviendas situadas en cada borde, toda vez que, según un deslinde u otro, pueden cambiar de municipio. Por Pontevedra acudieron los concejales Vicente García Legísima y Anxos Riveiro (BNG) y Antón Louro (PSOE), con la ausencia del PP, mientras que todos los grupos de Poio formaban su delegación, encabezada por el alcalde, Luciano Sobral, acompañado de Chelo Besada (PSOE), Silvia Díaz (BNG) y Ángel Moldes (PP). No estaba presente una de las personas que impulsó en los últimos años este proceso, la presidenta de la comunidad de montes de San salvador de Poio, Carmen Esperón.

Todos ellos, junto con los vecinos, estaban citados para las 9.00 horas, pero el lento trámite de identificación de los cincuenta afectados demoró 90 minutos el inicio del encuentro. Cada comisión desgranó sus argumentos para defender cada propuesta. Mientras el perito de Poio ofreció extensas explicaciones sobre el deslinde propuesto desde ese concello (que deja en su territorio a la Guardia Civil y a Bomberos), el topógrafo de Pontevedra se limitó a ratificarse en su informe "que podrán examinar a partir del próximo lunes".

Tanto Luciano Sobral como el concejal de Patrimonio pontevedrés García Legísima quisieron destacar la "relación cordial" entre ambos municipios "pero estamos ante una situación que hay que solucionar según marcha la ley", en especial porque "el TSXG nos demanda que se resuelva un conflicto que ya acumula muchos años" y que deja en suspenso cualquier tipo de ordenación urbanística en el entorno del río Rons. Por parte de ambas comisiones se desgranaron los argumentos y, sobre todo, la extensa documentación aportada al expediente, gran parte de ella coincidente: el acta de deslinde de 1998, croquis del antiguo ferrocarril Pontevedra-Carril de 1899, artículos de Sebastián González García Paz y del expárroco de Campañó Antonio Rodríguez Fraiz, un deslinde eclesiástico de 1763 realizado por la parroquia de Campañó y el Monasterio de Poio, el vuelo americano de 1956, planos y proyectos del siglo XIX y principios del XX sobre el encauzamiento del Lérez y el puente de A Barca y el polémico deslinde de 1938 que ni Pontevedra ni Poio aceptan por realizarse en plena guerra civil y sin el consentimiento del municipio poiense.

Pese a estas coincidencias, cada comisión votó su propia propuesta y alguno de los vecinos presentes tomó la palabra para realizar algunas aclaraciones. Refrendado el desacuerdo, el asunto pasa a manos de la Xunta. Hasta su respuesta, los límites seguirán como hasta ahora.

Vicente García Legísima, concejal de Patrimonio y presidente de la comisión de Pontevedra destacó el clima de "normalidad y cordialidad" de la reunión ayer "tanto entre las comisiones de cada concello como entre los vecinos afectados, algo de agradecer porque ya se sabe lo que ocurre en Galicia con las extremas y los lindes". Asegura que "creo que era posible llegar a un acuerdo en la parte alta pero al haber comunidades de montes, antenas de televisión, planes eólicos, es más difícil", sobre todo porque hay discrepancias en el arranque del deslinde en el Castrove, con unas 15 hectáreas en discusión. Además, aunque hubiera consenso en esa zona, "n la parte de abajo (en la zona de xunqueira) es más complicado y a pesar de lo que dice el perito de Poio, la configuración de la Xunqueira da Gándara, que en los años sesenta alguien bautizó como de O Vao, lo que generó confusión, los rellenos después, el basurero, la autopista, provocó que el río Rons nada tenga que ver en la actualidad con el de 1889".

Tras la reunión de ayer cada pleno analizará el asunto "y si se mantiene la postura actual, se remitirá a la Xunta, que pedirá un informe al Instituto Geográfico Nacional y con él tendrá que resolver o dejarlo parado, como ocurre en otros conflictos" (Pontevedra-Marín), señala Legísima, quien estima que la postura de los grupos de Pontevedra "es unánime" aunque ayer no acudiera el PP: "No se puede considerar convidado de piedra porque participó en todas las comisiones preparatorias previas, y su colaboración hasta ahora es de agradecer, por lo que echamos de menos a Ricardo Aguilar".