Ayer a las puertas del juzgado familiares de los detenidos aseguraban que su oposición a la policía tenía como objetivo impedir que los agentes entrasen en el poblado "pegando tiros". Sin embargo, algunos de los agentes actuantes relatan una versión muy distinta. Al parecer, el operativo se inició con tranquilidad hasta que se produjeron las primeras detenciones en la chabola investigada. Con los arrestos llegaron los primeros gritos de los implicados y fue entonces cuando comenzó la lluvia de palos y piedras, algunas de gran tamaño. Durante diez o quince minutos los agentes las pasaron canutas ante la hostilidad de los chabolistas: "Es un milagro que no hubiera pasado nada", comentaba ayer uno de los policías presentes en O Vao. La propia comisión judicial fue testigo del peligro que corrieron los agentes bajo una nube de pedruscos.