El propietario del hotel Villa de Marín, Antonio Dasilva, denuncia la indefensión sufrida en el juzgado, tras presentar una demanda contra cuatro clientes que se fueron sin pagar y causaron daños en el establecimiento. La incomparecencia de los acusados en las sucesivas vistas señaladas para juzgar el caso ha llevado al juzgado a archivar la denuncia, según explica el afectado.

El hotelero reclama unos 1.500 euros, sumando la deuda del impago de las habitaciones y las consumiciones y los daños causados por los clientes al abandonar el hotel. Uno de ellos rayó la cristalera del establecimiento mientras se marchaba, valiéndose de una botella de cerveza.

En la última comparecencia en el juzgado, su titular explicó al empresario que por tratarse de una cuestión penal y habiendo transcurrido más de seis meses de la denuncia sin haberse localizado a los demandados, la acusación había prescrito y la causa quedaba archivada.

Los hechos ocurrieron en enero de 2012. Según explica el afectado, cuatro jóvenes, de entre 25 y 30 años, se hospedaron en el hotel en dos habitaciones. Consumieron todo tipo de productos en el bar y el restaurante, y en el momento de abandonar el establecimiento reclamaron en la recepción sus documentos de identidad, advirtiendo que no pensaban pagar nada. Lo hicieron "de un modo chulesco y amenazante", explica el propietario del hotel, quien les advirtió que llamaría a la Policía para resolver la cuestión. "Llame usted a quien quiera porque no nos va a pasar nada", le respondieron los clientes, que con absoluta calma esperaron a la Policía, insistieron en que no pensaban pagar y, tras ser identificados, abandonaron el local.

Dos denuncias

Tras formular una primera denuncia, por el impago de las consumiciones y el hospedaje, el propietario del hotel pudo comprobar -advertido por otro de sus clientes-, que uno de los jóvenes había rayado la cristalera del local con una botella de cerveza mientras se marchaba. Este acto quedó recogido por las cámaras de seguridad del hotel. El propietario presentó por ello una segunda denuncia, por los daños ocasionados en la vidriera, valorados en unos mil euros.

Desde entonces el hotelero fue citado varias veces al juzgado, pero en ninguna de las vistas se presentaron los acusados, excepto en la última, celebrada la semana pasada, a la que acudieron dos de los cuatro jóvenes. La juez indicó al demandante que de nada servía que comparecieran dos de los demandados si faltaban los otros. De tal modo, el caso quedaba archivado.