Un "sí" forzado por la situación, al "no quedar otro remedio mientras la Justicia está así". La familia de Caldas que estaba a punto de ser desahuciada asume como la menos mal de las opciones el alquiler social de su piso que, si nada lo remedia, pasará a ser propiedad del banco. Perderá así la titularidad del inmueble, como también la del chalé de Lanzarote al que estaba avalando su propiedad habitual. Pero desde el banco apuntaban ratificaban ayer su compromiso de que el desalojo no se llegaría a ejecutar.

"Esto no es lo que queríamos, porque perdemos nuestro piso, pero mientras las leyes sigan así...", indicaba ayer D.C.V. tras conocer el ofrecimiento de la entidad CaixaBank a acogerse al alquiler social. De todos modos, esta mujer apuntaba que "todavía no han dicho de cuánto es la cuota". Tras ello agregaba: "Hoy nos lo han puesto todo muy bonito, pero habrá que ver en qué queda todo".

Esta familia está pendiente de lo que ocurra, como muy tarde el 19 de este mes, en los juzgados de Lanzarote. Su abogado trata de que el juez paralice la subasta de la vivienda habitual que "estaba prácticamente pagada" cuando sirvió como aval para un crédito que se pidió a la mencionada entidad. La mujer y su marido han reiterado en varias ocasiones que no se oponen a quedarse sin la casa de Lanzarote, que valoran en 300.000 euros, pero han defendido quedarse con el de Caldas, tasado en 96.000.

El caso resulta especialmente dramático si se tiene en cuenta que en esta familia de tres miembros ambos progenitores aseguran estar enfermos y perciben, tras quedarse en el paro, unos ingresos de 400 euros como prestación. El hijo, de 21 años, acumula tres años en paro. "Ahora está haciendo carpintería en A Xunqueira en horario de tarde, pero claro, tiene que ir y venir cada día en coche. A esa hora no hay autobuses", detalla la mujer haciendo referencia a solo uno de los ejemplos de gastos a los que tiene que hacer frente.

La mujer, con la ayuda de la plataforma antidesahucios de Vilagarcía, decidió hacer pública su situación. También incluso envió una carta al presidente de la Xunta en la que exponía su situación, pidiendo ayuda a la desesperada. "Debido a la desesperación traté de quitarme la vida tomando pastillas con alcohol. Por favor ayúdeme a buscar una solución, me encuentro desesperada", concluía la carta dirigida a Alberto Núñez Feijóó.

La familia, en su lucha por evitar irse a la calle, logra ahora su primer objetivo. Pero aún conserva alguna esperanza para que el juez decida paralizar la subasta del piso de Caldas, que se realizaría en Lanzarote. "¿Quién de allí va a comprar un piso en Caldas, se lo acabará quedando el banco", lamenta la mujer.