Tres inspectores del Consello Galego de Contas regresaron ayer a la sede de la Cámara de Comercio de Pontevedra con el fin de cotejar datos que obraban en su poder, recabar más información y abrir la caja fuerte de la entidad.

Fue una visita que se enmarca en "la normalidad", explicaba ayer el nuevo responsable cameral, Eduardo Barros, que recordaba que el órgano fiscalizador está auditando las cuentas de los años 2010 y 2011, al igual que hace en las demás cámaras gallegas, para emitir un informe sobre el estado económico-financiero y la viabilidad de las distintas entidades cara a una posible reestructuración de la red cameral de Galicia.

"Vienen cogen datos, los procesan, regresan y piden información adicional, se vuelven a marchar" enumeraba Eduardo Barros, que informaba ya que la auditoría no está acabada y que regresarán.

Esta normalidad, sin embargo, suscitó una aparente intranquilidad en la sede de los Jardines de Vincenti en donde también fue citado el auditor que firmó las cuentas de la Cámara en los últimos años.

Se da la circunstancia de que la pasada semana el Consello Galego de Contas recibió un escrito en el que se aludía a supuestos desajustes contables, eso sí explicables, a directrices de actuación cuestionables y supuestas irregularidades en algunas facturas y pagos.

Por otra parte los exempleados de la Cámara pontevedresa han solicitado una entrevista con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para trasladarle distintas denuncias sobre supuestas irregularidades en la gestión de la entidad, algunas de las cuales están ya en el juzgado y su queja por la falta de respuesta de la administración autonómica a sus escritos.

El pasado 19 de diciembre pusieron en conocimiento del conselleiro de Economía e Industria, la secretaria xeral de Industria y la directora xeral de Comercio las supuestas irregularidades.