En el puesto avanzado de combate (COP) Gálvez-2 ha dejado de ondear la bandera española. Su último arriado fue presidido por el jefe de la Brigada de Infantería Ligera Brilat "Galicia" VII, general José Antonio Alonso, desplazado ex profeso al país asiático para proceder al traspaso formal de la base al ejército afgano. Un acto en el que estuvo acompañado por el jefe de las tropas en Qala-i Naw, coronel Fernando García González-Valerio, el vicegobernador de la provincia de Badghis, Camarudin Sheke y por el general Dawood Sha Wafad.

La señera retirada regresará a España para quedar bajo custodia del Museo del Ejército de Toledo.

El Ministerio de Defensa informaba ayer de la transferencia del puesto avanzado de Ludina a las autoridades afganas y del exitoso repliegue del contingente que allí estaba - una compañía de la Brilat y personal de apoyo de otras unidades de las Fuerzas Armadas- hasta la base general de Qala-i Naw. Todos están "sanos y salvos", indicaron fuentes ministeriales, que explicaban que el viaje de regreso se hizo por la ruta Lithium, que ayudaron a construir y mantener expedita como vía de comunicación las tropas españolas, en vehículos blindados RG-31 y Lince, así como en vehículos de transporte pesado y ligero para retirar todo el material con el que estaba equipado el COP.

Las tropas españolas abandonan un asentamiento que habían levantado en el año 2010 con el objeto de proporcionar seguridad en la zona norte de la provincia, especialmente durante la construcción de la ruta Lithium, promover proyectos de desarrollo cívico-militares en torno a la base y ayudar a crear unas condiciones duraderas para la paz y estabilidad en la provincia de Badghis.

A lo largo de estos dos años, aseguran desde el Ministerio de Defensa, las tropas internacionales han arrinconando a la insurgencia y posibilitado que las autoridades afganas y a sus fuerzas de seguridad ejercer un control efectivo de la región.

Esta realidad se tensionó en los últimos meses, a raíz de los sucesivos anuncios de retirada de contingentes internacionales y cesión de la soberanía a las autoridades y al ejército locales. Los islamistas radicales intensificaron, desde entonces, sus acciones con el fin de ganar terreno y poder mantener, en el futuro próximo, una posición de fuerza para hacerse con las riendas del país.

Precisamente la insurgencia y los artefactos explosivos improvisados, así como la infiltración de islamistas radicales en las fuerzas de seguridad de Afganistán son algunas de las amenazas que tendrán que sortear los soldados de la Brilat e

Objetivos

El repliegue de dos puestos de combate avanzado, Ludina y Moqur) el traspaso de competencias a las autoridades y al ejército afgano, al que seguirán prestando asesoramiento y formación y el apoyo logístico y servicio de escolta a las fuerzas internacionales en retirada constituyen los ejes de la actual misión de la ASPFOR XXXII, que ha superado ya su ecuador, en la que la Brilat supone el grueso del contingente. Es la primera vez que una misión internacional del ejército español tiene una duración de seis meses, lo que sucederá a partir de ahora en cada intervención en el exterior.