Tomó posesión el pasado 1 de julio como comandante director de la Escuela Naval Militar, un centro castrense en donde se forman desde hace décadas los oficiales de la Armada. "Llevo poco tiempo", señala Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo, "pero más o menos ya me ha dado tiempo a hacerme con la escuela y con sus peculiaridades"

-¿Qué balance hace de estos primeros 4 meses al frente del centro castrense?

-Un balance muy positivo. Yo había estado aquí hace unos cuantos años y el centro no me es ajeno, como pontevedrés y por haber estado de profesor, con lo cual aunque la Escuela ha cambiado no cabe duda de que partía con una ligera ventaja al haber estado ya como docente aquí. El curso se ha puesto en marcha con la exactitud y la marcialidad que es normal en este centro y estoy muy contento, va todo según lo previsto, progresando adecuadamente, que dirían en el colegio.

-Es usted pontevedrés, aunque solo residió en la ciudad del Lérez hasta los 3 años...

-Nací en Pontevedra, efectivamente y mi familia es plenamente pontevedresa, de hecho hay un libro del historiador Xosé Fortes que se titula "Pontevedra en el espejo del tiempo" y que dedica uno de sus apartados a la estela de los Sobrino.

-El hermano de su abuelo fue Luis Sobrino Buhígas

-Era el hermano mayor de mi abuelo, fue director del Hospital Provincial, médico ginecólogo y una persona muy conocida y muy popular en Pontevedra, fue además de los primeros veraneantes en Sanxenxo. Y mi abuelo Juan era el más pequeño de los hermanos, también fue médico, pasó aquí toda su vida hasta que al acabar la carrera decidió hacerse médico de la Armada y eso motivó que se fuese a vivir a Ferrol.

-¿De ahí procede su vocación castrense?

-De mi abuelo y también de mi padre, Marcial Sobrino Buhígas, también era de las Rías Baixas y que también era marino y ése es precisamente el motivo por el que yo nací aquí, porque mi padre estaba también de profesor en Escuela Naval cuando yo nací.

-No hay muchos marinos en su familia...

-No, no hay muchos, somos más bien una familia de artistas y de médicos, también un famoso arqueólogo era tío abuelo mío, y también tenemos pintores, por ejemplo los Campo Sobrino son parientes, ya ve que la tradición de la marina no es muy abundante en la familia pero me llena de orgullo que mi padre haya sido marino, yo también, mi abuelo médico de la Armada y el haber nacido en Pontevedra y estar ahora aquí en la Escuela Naval es una doble satisfacción.

-Con todo, parecía predestinado a ser artista...

-Pues si, estaba totalmente predestinado a ser artista, pero le aseguro que mi rama artística es muy limitada (risas) esa faceta no la cultivé o no supe hacerlo para nada. Y ya ve, acabé siendo marino

-Y por el contrario ¿fue muy temprana su vocación por la Armada?

-Pues creo que si, creo que nunca me planteé otra profesión, en mi casa incluso me decían "no, hombre, no, no te hagas marino, tu médico como tu abuelo" y yo también tenía un tío médico, me recordaban que esa profesión era, no digo más cómoda pero si más asentada en un sitio, pero yo no se si por llevar la contraria o por qué decidí ser marino, toda la vida me empeñé en ello y lo he conseguido.

-¿No se ha arrepentido?

-(risas) No, no, creo que no y cuanto más tiempo pasa menos me arrepiento porque te das cuenta de que esta profesión es apasionante, tiene muchos componentes, uno de ellos es la vocación de servicio, otro es que nuestro trabajo se desarrolla en la mar, que es un sitio que nosotros conocemos y queremos. Y sobre todo también por la variedad de destinos y experiencias que esta profesión te permite vivir.

-¿Qué enamora del mar, la sensación de libertad?

-Si, es una sensación un poco distinta porque no solamente experimentas eso, la libertad, sino que en este caso además estás siempre preparándote para defender tu patria en un ámbito tan especial como es la mar. A diferencia del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire tenemos potenciales enemigos en tres dimensiones: en el aire, como pueden ser los aviones, sobre la superficie del agua, como pueden ser barcos, y bajo el agua, por ejemplo en el caso de los submarinos, y eso no ocurre más que en la Armada, de ahí que nuestra preparación tenga que ser un poco más peculiar.

-¿Cómo es la formación de un oficial de la Armada?

-Entras aquí siendo un chaval, ahora ya no hay ni oposición, acabas el Bachiller, haces la Selectividad y con la nota de corte que obtengas y unas pruebas físicas y otra de inglés se ingresa en la Escuela Naval. Y le aseguro que nadie que entra aquí sabe realmente como se va a desarrollar su vida en la Armada, porque es algo inimaginable, si no estás dentro, si no empiezas a experimentarla y sentirla, no te enamoras realmente de tu profesión. Y luego es una profesión muy peculiar porque pasas largas épocas de tu vida separado de tu familia, alejado de tu ambiente normal de vida familiar, cotidiana, de rutinas como comprar el pan o comprar el periódico, eso evidentemente en la mar no se puede hacer y es una vida de sacrificio, no cabe duda, pero que tiene muchas recompensas en el sentido del compañerismo, de la responsabilidad, otras compensaciones que quizás en otros sitios sean más difíciles de encontrar.