Hace apenas cuatro años el mileurismo era sinónimo de trabajo en precario. A día de hoy es un objetivo al que aspiran miles de trabajadores pontevedreses y que se aleja para más de 40.000 empleados del comercio de la provincia si no se renuevan los diez convenios colectivos vencidos que amparan sus ya de por sí ajustadas condiciones de trabajo.

Los diez convenios caducados (el número se puede incrementar con acuerdos autonómicos y estatales que están a punto de vencer) afectan a una variada gama de comercios de al por menor: textil, bazares y artículos de regalo, frutas y productos agrícolas, mercería y paquetería, ferreterías, artículos de piel, muebles, alimentación y también de comercio en general como el de exportación de pescado fresco y manufacturas de vidrio. Si no se renuevan, antes de nueve meses, queda al arbitrio del empleador establecer y/o pactar salarios, horarios y derechos sociales con la única obligación de respetar el Estatuto de los Trabajadores que marca como emolumentos mínimos el salario mínimo interprofesional: hoy 641,40 euros mensuales.

"La reforma laboral permite al empresario fijar nóminas, horarios y condiciones de trabajo y sin un convenio marco que guíe unos mínimos tendrá manos libres para, por ejemplo, rebajar la paga al salario mínimo interprofesional "explica el responsable de la Federación comarcal de Comercio de UGT-Pontevedra, Carlos Esperón. "Para entendernos si ahora un trabajador del comercio cobra en la provincia una media de 843 euros al mes su salario se quedaría congelado y los nuevos podría ser contratados por 641,40 euros (un 24% menos)" ejemplifica este portavoz sindical, que no duda que muchos veteranos serían despedidos u obligados a aceptar las nuevas condiciones.

También recuerda Esperón que la subida del IPC unida a la no actualización de los salarios o, según los casos una actualización inferior al índice de precios al consumo, desde que estalló la crisis "ha supuesto una pérdida de poder adquisitivo de entre 350 y 450 euros para los trabajadores del comercio pontevedrés". Una merma a la que hay que añadir un goteo continuo de despidos ya que son muchos los establecimientos minoristas de estructura familiar o regentados por autónomos que han prescindido de sus escasos trabajadores para intentar eludir el cierre.

El comercio en la provincia está constituido, en su inmensa mayoría, por negocios familiares o microempresas con uno o dos trabajadores y en muchos casos está regido por autónomos que cumplen la doble función de propietario y empleado. Una realidad que en la ciudad de Pontevedra se traduce en la existencia de cerca de 2.000 comercios, tal como se recoge en el actual censo municipal de actividades económicas.

"Para los empresarios la situación es cómoda, solo tienen que dejar pasar el tiempo y no sentarse a negociar" explica el responsable comarcal de la Federación de Comercio de UGT, que reconoce que "no tenemos interlocutores para negociar los convenios o tenemos portavoces que optan por la dilación sin más".

Ante esta situación UGT, junto con CC OO y CIG, han convocado a los delegados de comercio de toda la provincia, en sendas asambleas en Pontevedra y Vigo, para analizar la oportunidad de movilizarse para forzar la apertura de negociaciones.

Ante esta situación UGT, junto con CC OO y CIG, han convocado a los delegados de comercio de toda la provincia, en sendas asambleas en Pontevedra y Vigo, para analizar la oportunidad de movilizarse para forzar la apertura de negociaciones.