El puerto de Marín registró en la mañana de ayer una actividad frenética. El motivo de tanta agitación era por la llegada de los barcos cefalopoderos expulsados de Mauritania tras la firma del nuevo convenio de la Unión Europea con el país africano, que impide la pesca de pulpo en sus aguas territoriales. No es el única modificación que implica el convenio pues también los marisqueros y merluceros se ven afectado al tener que desplezarse de su zona de pesca habitual y tener que afrontar una subida del precio de las cuotas y la imposición de un nuevo canon.

Doce buques, con una tripulación global de un centenar de marineros, arribaron a puerto durante la madrugada del martes. Durante la descarga, era visible en sus rostros la desolación por la más que posible pérdida de sus puestos de trabajo.

Varios trabajadores mostraron su descontento por el transcurso y el resultado de las negociaciones. Manuel Villegas, el patrón del barco Manuel Nores, aseguró que esta situación es consecuencia de "una mala gestión de las negociaciones" en las que no se tuvo en cuenta la opinión de los marineros ni de los armadores. Ana Otero, la mujer del patrón de uno de los barcos, afirmó que "nadie, de la política, se puso en contra del convenio".

El patrón de costa del Varalonga, Jose Manuel Gago, sostiene que "pasará los mismo que en Marruecos que nos echaron porque la que negocia no sabe de pesca" refiriéndose a la comisaria de la Unión Europea Damanaki., antes de añadir que "los tripulantes creíamos que no habría solución porque tras cada reunión se rompían las negociaciones y era imposible que en el último mes se arreglase."

Los marineros tampoco entienden las alegaciones de la Comisión Europea, desde donde se asegura que la actividad pesquera en Mauritania está dañando la fauna y la flora marina. Sobre este tema, Manuel Nores, armador de varios buques que faenaban en las costas mauritanas, aseguró que "nunca hubo tanto pulpo como ahora". El patrón Manuel Villegas no da crédito a la excusa ecológica de la Unión Europea ya que "ahora nuestro nicho los cubren los chinos".

Por su parte Ricardo Santomé, un empleado del Puerto de Marín, asegura que "los españoles respetan todas las leyes, sin embargo, nos echan a la calle". Manuel Patiño, el cocinero del Varalonga, defendió la labor ecológica de los barcos, "el arrastre no daña nada, los españoles cumplimos las leyes, mientras que otros no."

La incertidumbre sobre su futuro, es el motivo por el cual los tripulantesestaban visiblemente desanimados. "creiamos que la marea iba a ser de seis meses y después de un mes ya estamos aquí" lamentó el patrón del Manuel Nores.

La hermana de uno de los marineros se preocupaba por la situación de las familias, "mucha gente se va a la calle, además recortan el paro. Muchas familias no tienen que comer, ¿qué van a hacer? saldrán a la calle a robar".

Otros empleados como Manuel Patiño esperaban "que se concediera una prórroga de tres meses" para poder planificar el futuro y evitar esta situación incierta. Mientras tanto otros,como Jose Angel Rial confían en que "vendrá una ayuda de la Unión Europea."

Sin embargo, tras las lamentaciones. los trabajadores de estos barcos ya están pensando en buscar soluciones y en encontrar a los culpables de esta desafortunada situación.

Tumbar el convenio

La única solución es "echar el convenio abajo" dijo el patrón Villegas. Manuel Nores también pide la modificación del tratado o "que nos den otro caladero". Ricardo Santomé pedía "que pongan el convenio como Dios manda para que los cefalopoderos sigan trabajando. Hay más caladeros en Angola o Guinea Bissau."

Para conseguir la modificación del convenio, los afectados piden ayuda a los políticos españoles y no dudan en señalar a la culpable, "la comisaria Damanaki no quiere los arrastreros" afirmó Manuel Villegas. Jose Manuel Gago, patrón de Varalonga, dio un voto de confianza a los políticos españoles, "ellos podrían solucionarlo, entienden más que los de la Comisión".

Algunos marineros, como Manuel Villegas, dudan de las buenas intenciones de la Unión Europea, "Bruselas tiene la intención de acabar con los arrastreros y lo están consiguiendo". Ricardo Santomé también piensa lo mismo, "no están por la labor de que la flota española trabaje tranquila".

No obstante,por si la actuación política no llega a buen puerto, los marineros ya piensan en hacer manifestaciones. "Esperamos que se convoque una asamblea para tomar desisiones" dijo Jose Manuel Gago. Manuel Patiño sostuvo que "hay que juntarse y hacer protestas".