El “desastroso” inicio de temporada de verano ha llevado a los hoteleros de la comarca a “tirar” los precios de las habitaciones y ofertar descuentos de hasta el 40 por ciento. Lo que supone un duro revés económico para el sector, se ha convertido en una oportunidad para viajar a las Rías Baixas, ya que los hoteles “están ofertando precios de enero o febrero para poder recortar pérdidas”, explica el presidente de la asociación de hoteleros de Pontevedra, José María de Cabo.

A falta de cerrar las cifras de ocupación del mes de julio, los hoteleros tanto de Pontevedra como de Sanxenxo temen que la caída pueda rondar el 30 por ciento respecto al año pasado, debido principalmente a la nefasta primera quincena del mes, en la que al retraimiento del consumo en general se unió el mal tiempo climatológico.

Para poder “salvar los muebles” - como explica De Cabo-, los hoteles han empezado a lanzar ofertas que buscan principalmente aminorar las pérdidas. “Ya no se está hablando de ganar menos, sino de que las pérdidas no lleguen a un punto que hagan inviable el negocio”, explica el portavoz de los hoteleros de Pontevedra, quien recuerda que en otros puntos de la comunidad autónoma ya están cerrando establecimientos.

Sanxenxo

Por su parte, el presidente del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS), Francisco González, coincide con De Cabo en avanzar una importante caída de la ocupación en el mes de julio, todavía sin datos concluyentes. “A unos les fue mal y a otros muy mal, pero aún no podemos decir cifras”, explica González, si bien algunos empresarios de Sanxenxo ya valoran el descenso de la ocupación entre un 25 y un 30 por ciento respecto al año pasado, que tampoco fue positivo. No alcanzó el 70 por ciento.

Los mejores establecimientos de la comarca están ofertando precios que rondan los 50 euros por habitación y noche, lo que suponen precios de temporada baja o de alojamientos de peor calidad.

“Esto evidentemente no es bueno para el sector, pero supone una excelente oportunidad para el viajero”, como explican los portavoces del sector.

Tanto los hoteleros de Sanxenxo como los de Pontevedra ponen sus esperanzas en el mes de agosto para mitigar las pérdidas, si bien en este caso tampoco se puede hace una previsión acertada de reservas porque, como explican, las tendencias de consumo han cambiado y ya no se hacen reservas con mucha antelación, sino a última hora, a través de internet y en función de condicionantes externos como puede ser el tiempo.

En agosto

La mayor parte de los establecimientos mantendrán las ofertas durante el mes de agosto, con la intención de salvar un verano que por el momento está siendo “desastroso”, admite De Cabo.

Francisco González, de CETS, apunta que muchos establecimientos de hotelería de Sanxenxo han tenido que esperar a mediados del mes de julio para poder abrir sus puertas, ya que “antes no tenían a nadie, por lo que abrir suponía perder mucho dinero cada día”. El tiempo está siendo uno de los principales condicionantes de este verano.

Los hoteleros valoran el retraso de la subida del IVA al 1 de septiembre, como una forma de incentivar el consumo durante el mes de agosto.

Del 45 al 50% de ocupación en la primera quincena

La ocupación hotelera en la ciudad de Pontevedra se situó, durante la primera quincena de julio, “entre un 45 y un 50 por ciento”, según afirmó la concejal de Turismo, Carlota Román. Este departamento municipal tendrá las cifras definitivas del mes el primer día de agosto, pero por el momento puede hacer un balance, nada positivo, de los primeros quince días de julio. Este bajo índice de ocupación, 15 puntos menos que el año pasado, estaría en buena medida condicionado por el mal tiempo con el que arrancó el mes y que no logró temperaturas propias del verano hasta el día 15.

Aún así, también la edil de Turismo quiere hacer un vaticinio positivo para lo que resta de temporada, en la que el mes de agosto podría paliar los malos datos. “Solo ayer por la mañana pasaron por la caseta de información de la Plaza de España 300 personas, lo que supone una cifra muy positiva para una sola mañana”, apunta Román. La edil de Turismo recuerda además que el viajero que llega a Pontevedra lo hace principalmente en busca de tranquilidad, cultura y gastronomía, por lo que el sol no tiene que ser una condición indispensable para atraer visitantes. La edil indica que su departamento está trabajando en incentivar el turismo de Congresos para desestacionalizar el sector.

El sector aprecia un exceso de oferta “insostenible” en las Rías Baixas, que equipara con la burbuja inmobiliaria

El cierre de hoteles en algunos puntos de la comunidad autónoma no sorprende a las organizaciones profesionales de Pontevedra y Sanxenxo. Estiman que hay una sobreoferta de alojamientos, muy superior a la demanda real, lo que podría provocar en el sector un efecto similar al de la burbuja inmobiliaria en la construcción. “El nivel de infraestructura hotelera en la provincia, principalmente en la costa, es insostenible; hay una oferta excesiva lo que empobrece al conjunto del sector”, explica José María de Cabo, de la Asociación de Hoteleros de Pontevedra.

La explotación hotelera de los últimos años ha provocado que el sector esté en estos momentos sobredimensionado y que empiece a evidenciar las debilidades del sistema. “Solo Sanxenxo tiene tantos hoteles como toda la provincia de Granada”, explica como ejemplo José María de Cabo, quien propone una regulación del sector para equilibrarlo.

Aunque en otras zonas de la provincia se anuncia el cierre de establecimientos, no así en la capital de la provincia, donde “estamos bastante saneados”, afirma De Cabo. “No es la estructura hotelera más deseable, pero por el momento no hay peligro”, añade.

En la ciudad de Pontevedra la oferta es más razonable y un aumento de camas podría suponer -explica el portavoz de los profesionales- “que estuviesen la mayor parte del año vacías”. “Decir que Pontevedra tiene déficit de camas es no conocer la realidad del sector; que en un par de eventos al año sean insuficientes no significa que sean más necesarias más plazas, porque hasta las ciudades más grandes se desbordan durante eventos excepcionales”, explica De Cabo.