"Quiero y debo innovar" fue el título de la jornada que celebró ayer la Cámara de Comercio, un encuentro en el que los pequeños empresarios de Pontevedra pudieron exponer y analizar sus experiencias para mejorar sus productos y atención. Gian-Lluís Ribechini, del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña, fue el ponente invitado a esta cita cuyo objetivo es incentivar la innovación. "Queremos que las pymes gallegas vean que la innovación no es algo solo para la gran empresa", explica el experto, "sino que ellos con sus posibilidades también pueden ser innovadores y además de un modo importante".

–¿Cómo se innova? ¿Cómo se hace más creativa a una empresa?

–En mi opinión lo primero es analizar qué problemas tiene mi cliente, es decir, la innovación ha de basarse en solucionar problemas o en cosas que ya estamos haciendo ver qué oportunidades tendrían en sectores que ahora no estemos trabajando.

–El autoempleo está adquiriendo con la crisis una renovada importancia ¿muchos se precipitan?

–Hay un excesivo fomento del autoempleo por el tema de la crisis, porque tenemos una gran cantidad de gente que no tiene trabajo, pero si no hay una política detrás para la pervivencia lo que se hace es alentar a la gente a un más allá que es difícil que sostenga. Las empresas hoy pueden subsistir si ven que hay más mercado del que ahora mismo están teniendo, creo que una de las prioridades es abrir el mercado en el que han estado trabajando, ver que lo que hacen tiene más mercado del que han estado trabajando, hay que repensar a quien estamos vendiendo.

–¿Los empresarios le transmiten mucha preocupación o depende del sector?

–Depende del sector pero en general creo que los políticos tendrían que generar ilusión, la función de los políticos es menos centrarse en la crisis y el recorte y generar ilusión, lo que no podemos hacer es continuamente, cada mañana, escuchar las noticias y ver un nuevo recorte, un país necesita ilusión y hay que cambiar de chip, pensar que la crisis existe y punto, pero podemos salir adelante, ahora hay que pensar hacia donde vamos, qué vamos a hacer, hay que tener ilusión en el futuro.

–Desde fuera del mundo de la empresa la percepción es que ni antes éramos tan buenos (el país innovador, a la vanguardia, entre las principales economías mundiales) ni ahora tan improductivos, manirrotos...

–Efectivamente, esto me recuerda a la entrevista que le hicieron el fin de semana a Fernando Alonso en la que un periodista le dice que, bueno, ha ganado un español pero con los problemas que tiene España y eso, y el contesta: "ha ganado un piloto español, con un vehículo italiano diseñado por un griego" (sonríe) y hemos ganado el campeonato en Alemania, el país más avanzado. Es decir, efectivamente no somos tan malos ni ellos son tan buenos, Alemania tampoco es tan buena, solo que a diferencia de nosotros es constante, es un país que no es tan creativo como somos los españoles, pero no son tan chapuceros, son más constantes. La diferencia es que tendremos que ser más constantes.

–E insiste en que también más serios.

–Sí, para mi uno de los grandes problemas que tenemos es una falta de seriedad, y el compromiso hay que cumplirlo. Otras veces generamos expectativas falsas, al decir por ejemplo lo tendré mañana cuando va a ser mentira, hay que ser consciente de que si decimos lo tendré en una semana en una semana hay que tenerlo, para mi eso es lo importante, hemos de ser en algunos aspectos un país más serio y cumplidor y si una cosa no se puede hacer se dice hoy no está, estará en una semana, y si el cliente lo exige y no puede ser se le dice, porque lo peor es generar falsas expectativas, y no valen excusas.

–¿Cómo es que trabajamos tanto para ser tan poco productivos?

–Primero, no hay ningún criterio establecido sobre qué es productividad, he hablado con expertos y ni en España ni en Europa nadie sabe como se mide, aunque se habla de ella, cada cual coge lo que le conviene. Aquí es cierto que trabajamos muchas horas pero no somos productivos tantas horas, a lo mejor resulta que no es necesario estar desde las 8 de la tarde a las 8 de la noche.

–¿Nuestra cultura valora mucho el hacer horas en el puesto de trabajo y poco el ser productivo?

–Exacto, en España se valora más la presencia que la eficiencia en el puesto de trabajo, y al final resulta que la gente trabajando desde las 8 de la mañana a la una del mediodía llegaba, ya está, siempre que en esas horas se sea eficiente, se esté para lo que hay que estar, en vez de ir a media mañana media hora a tomar un café. Y aquí hay que tener en cuenta un aspecto: está totalmente demostrado que cuando una persona lleva 7 horas en un sitio su rendimiento baja, estar hasta las 8 porque hay que estar es absurdo, la gente a partir de las 6 ya no responde, por puro ritmo biológico, por eso es importante la eficiencia, trabajar menos horas y ser más eficiente.