La rapa das bestas de A Escusa está este año en el aire debido a las exigencias de la Xunta de Galicia de que todos los caballos tienen que estar identificados con microchip. La asociación de ganaderos que organiza la cita (que se celebra siempre el primer domingo después del 15 de agosto en el curro de A Escusa, en Poio) se lo está pensando y todavía no ha tomado una decisión definitiva.

Fuentes de la Asociación de Criadores de Cabalos do Monte Castrove indican que el curro se celebrará finalmente según actúe la Xunta en las próximas rapas. Así, si la postura de la administración es firme y acuden a los curros para impedir la participación de los caballos sin microchip probablemente no se hará la fiesta en O Castrove. Pero si la administración autonómica relaja la presión sí podría tener lugar.

Los propietarios de los equinos que pastan al aire libre en O Castrove no se oponen a la identificación de los animales, pero piden a la Xunta que les eche una mano económicamente. "Dijeron que iban a dar subvenciones para poner los microchips, pero no aparecen por ninguna parte. Y para una persona que tenga 30 o 40 cabezas de ganado es un gasto muy importante, porque le sale en unos 40 euros por cabeza, y esto es una afición, no un negocio".

En muchas parroquias, sobre todo del sur de Galicia, están en pie de guerra con la Consellería do Medio Rural hasta el extremo de que decidieron suspender sus curros. Pero el grueso de la temporada todavía está por llegar (el más conocido de Galicia, el de Sabucedo, en A Estrada, es a principios de julio) y los ganaderos de O Castrove quieren ver qué sucede y cómo actúa la Xunta antes de decidir celebrar o suspender su curro.

La asociación que organiza la rapa de A Escusa cuenta con una treintena de socios vecinos, además de Poio, de los municipios de Meis, Ribadumia y Pontevedra, y tienen entre todos casi 300 cabezas de ganado. Uno de los curros más importantes del entorno es el de Amil (Moraña), que tiene lugar a mediados de julio. Los criadores de O Castrove estarán muy pendientes de cómo discurre.

Entre tanto, los ganaderos también hablan de las "trancas", que están prohibidas por la ley, pese a lo cual se siguen utilizando. Se trata de unos artilugios de madera con los que se limita la movilidad del caballo, y fuentes de la asociación declaran que si bien no comprenden del todo la limitación de las trancas sí respetan la ley, y que los caballos que las llevan no están asociados al colectivo.

"Sabiéndolas usar las trancas no hacen daño (declara un miembro de la asociación). Su finalidad es limitar la velocidad del caballo, no sus movimientos. De hecho, en la carretera es más peligroso un animal sin tranca, porque puede salir inesperadamente hacia cualquier lado, que un atrancado, que siempre busca apartarse", declaró a este periódico un ganadero.

Malestar por las acusaciones de los vecinos

La asociación tampoco considera justificado el conflicto entre los vecinos y los ganaderos. Los primeros culpan habitualmente a los caballos que pastan en libertad de daños en las fincas. "Los caballos hacen daños, pero muchas veces también se le echa la culpa a la parte más débil y se olvida que a menudo los provocan los jabalíes; solo que entonces tienes que ir a otras instancias", dicen los ganaderos. En su día se planteó un proyecto para delimitar unas zonas de pastoreo y de pasos del ganado en O Castrove, pero la idea se desarrolla con más lentitud de la deseada.