En solo tres cursos Fred Stein (Dresden, Alemania, 1903-Nueva York, 1967) logró graduarse en Derecho en la Universidad de Leipzig. No le serviría de mucho: el régimen encabezado por Hitler no permitiría que ejerciese un judío e hijo de rabino, que además apoyaba desde muy joven a los movimientos anti nazi.

Con 30 años sale de Alemania hacia París. La excusa, disfrutar de la luna de miel en la ciudad de la luz tras su boda con Liselotte Salzburgo, enlace en el que recibió un regalo muy especial, una cámara Leica.

Es fácil de manejar en comparación con las aparatosas cámaras de estudio y le facilitará el trabajo en la calle una vez que llegue a París. Es 1933 y Stein recorrerá los barrios para retratar calles, escenas y, especialmente, a la gente anónima, imágenes que posteriormente ofrece a las revistas.

Varias de esas primeras imágenes captadas en París abren la exposición "Fred Stein. Pasión polo cotián" , que se exhibe desde ayer y hasta el 29 de julio en el Café Moderno.

Se trata de la primera antológica que se le dedica en Galicia (la segunda en España) y presenta al público 84 imágenes seleccionadas de sus principales series de París y Nueva York, así como retratos de importantes personajes de los años cuarenta y 50.

Diego Cascón, coordinador de la exposición, recuerda que Stein "fue un pionero en la foto urbana, que estudia a fondo y cuya técnica mejora".

La primera parte de la muestra da paso a la serie sobre Nueva York, en la que se pone de manifiesto la visión poética, la búsqueda de la simplicidad, aunque solo aparente: es en realidad un gran conocedor de la Bauhaus y un meticuloso estudioso del escenario y la luz de cada imagen.

Llega a Nueva York en 1939, tras haber sido internado en un campo y huir por Marsella. La metrópoli americana llena de energía la obra de Stein: nocturnos, carteles luminosos, edificios... Toda la ciudad se convierte en su estudio "desde la arquitectura a los personajes famosos o los tipos de la calle, y en las imágenes no deja nada al azar, todo está pensado porque le gusta establecer una relación y conocer bien lo que va a fotografiar", añade el comisario de la exposición.

Stein añade a la Leica una Rolleiflex de medio formato, con la que también trabaja en los 40 y 50, dos décadas en las que firma sus los retratos de intelectuales, científicos, políticos, artistas etc que le darán fama internacional.

A Willy Brandt, André Malraux o Hannah Arendt (a los que había conocido en su primera etapa en París) se suman Einstein, Dalí, Nehru, Joan Miró, Calder, Ben Gurión, Fidel Castro. ..

Los retrata sin escenarios elaborados, casi siempre con luz natural y en primer término, sin artificios y con la misma ternura con la que miraba años antes a una niña refugiada. Construyó una galería única con más de 1.200 personajes, los más famosos de los cuales figuran en esta exposición realizada con los fondos de su hijo Peter Stein, toda una invitación a disfrutar de un pionero de la fotografía moderna, un enamorado de la dignidad humana y la libertad.