La acusación particular, que reclama penas que suman 25 años de prisión para Serafín Pardiñas Pérez como autor del incendio mortal que acabó con la vida de dos mujeres en Cotobade, anunciaba el martes al término de la primera sesión del juicio que dos de los testimonios previstos para ayer contribuirían a situar al procesado en un lugar próximo al foco principal en el que se inició el fuego. Sin embargo, las declaraciones de estas dos personas situaron al acusado a varios kilómetros del foco principal del incendio ubicado en el monte entre los lugares de Serrapio y Bugarín, en el municipio de Cerdedo, y cuando las llamas ya devoraban el arbolado.

Se trata de dos hermanos vecinos de Cerdedo, uno de ellos que incluso había sido denunciado por Serafín Pardiñas como autor de una pequeña quema en las inmediaciones de su vivienda días antes del gran incendio de Serrapio el 4 de agosto de 2011. Tanto él como su hermana reconocieron ayer en el juicio que, efectivamente, vieron a Pardiñas ese mismo día, pero negaron que lo observaran cerca del foco del incendio. "Lo vi andando a varios kilómetros de distancia y no al lado del incendio", señaló el testigo. "En ningún momento yo dije que lo hubiera visto en el punto en el que se inició el fuego, más bien todo lo contrario", añadió su hermana. Esta joven aseguró ante el jurado que juzga el caso que vio al acusado caminando en dirección a su casa, "pero yo no sé a donde iba". Lo sitúan, por lo tanto, en la ruta que habitualmente hacía el acusado entre los bares de la zona de Quireza y su domicilio en el lugar de Bugarín, un recorrido que queda fuera del lugar en el que se iniciaron las llamas. También coincidieron en que caminaba en dirección a su domicilio de Bugarín y procedente de Quireza, es decir, en el extremo opuesto del lugar en el que se inició el incendio, ya que para llegar a Serrapio procedente de Quireza es necesario pasar antes por Bugarín. A mayores, ambos insistieron también en que cuando vieron a Pardiñas, "entre las dos y media y tres de la tarde" y aseguraron que ya se había iniciado el fuego en el lugar de Serrapio (el primer aviso de las llamas al 112 se dio a las 14.10 horas).

Con todo, para la acusación particular estos dos testimonios siguen siendo importantes ya que, según cree su letrado, ponen de manifiesto las contradicciones en las que supuestamente incurrió el acusado ante los agentes de la Guardia Civil y a quien aseguró en un primer momento que el día de los hechos lo pasó en su casa enfermo.

Para la acusación particular también resultan claves las declaraciones que realizaron ayer tres guardias civiles que participaron en la investigación. Explicaron que la denuncia inicial que presentó Pardiñas contra este vecino, las contradicciones antes aludidas por parte del acusado y los "rumores" extendidos entre la población que hablaban de su inclinación a "limpiar las cunetas" prendiéndoles fuego, llevaron a los agentes a sospechar del acusado como presunto autor del incendio. Dos de ellos aseguran que estuvieron presentes en la declaración del acusado en la que, dicen, reconoció que ese día había plantado fuego a unos matorrales en la misma zona en la que se inició este gran incendio y en un punto que él mismo les señaló en una fotografía o un mapa.

Hallaron a las dos víctimas abrazadas

La acusación particular pretende aclarar si, como sostiene su abogado, se actuó con negligencia por parte de la administración a la hora de cerrar al tráfico la Nacional 541 entre Pontevedra y Ourense por la que circulaban con su coche Celia Golmar y su hija Marisa Castro, de 75 y 45 años de edad, y que se vieron atrapadas en medio de las llamas. El letrado de la acusación volvió a llamar la atención sobre el hecho de que el incendio se detectase a las 14.10 horas y no se cortase la carretera en las dos direcciones hasta las 18.30 horas. Esta posible negligencia podría contribuir a "minorar la responsabilidad del acusado", señaló ayer el letrado.

Ayer declaró otro conductor que se vio atrapado por las llamas cuando circulaba procedente de Pontevedra hacia Ourense y que tuvo que dar vuelta para salvar la vida. Recuerda que realizaba esta maniobra sin apenas visibilidad a causa del humo cuando apreció "un vehículo en medio de las llamas". Fue él quien dio aviso a un comandante de la Guardia Civil que había cortado la carretera más abajo. "Me encontré con un hombre muy nervioso y que me decía que había visto un coche en llamas y a una persona que intentaba salir del interior", dijo el agente. Subió acompañado de un compañero y localizaron el coche calcinado y los dos cadáveres. No pudieron retirarlos, ya que "las llamas invadían el lugar a ambos lados de la carretera, no había visibilidad y era muy peligroso" permanecer en la zona. El fuego no les permitió regresar hasta pasados entre 30 y 60 minutos. Hallaron los dos cuerpos junto al coche, uno tendido boca abajo y el otro pasándole la mano por encima, como "abrazándola". "Cayeron juntas", dijo este guardia civil. Regresaban a Vigo tras pasar unas vacaciones en una casa que poseían de Silleda, según dijo ayer una hija y nieta de las víctimas del incendio durante el juicio que continuará hoy.