Invitada por la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios "Rías Baixas" fue protagonista ayer de una charla-coloquio sobre el tema: "El cáncer: cómo afrontar el reto" que se celebró en el Casino Mercantil de Pontevedra, en la que hizo hincapié en la necesidad de no estigmatizar una enfermedad que, hoy por hoy, tiene un elevado índice de supervivencia.

– ¿Cómo reacciona una persona cuando le comunican que tiene un cáncer?

– Reacciona mal. El diagnóstico es una mala noticia y todos cuando recibimos una mala noticia reaccionamos mal: con ira, con llanto, con rabia. Después cada persona afronta la situación de una manera. Aún así hay un proceso que repiten todos los nuevos enfermos: primero de shock, de perplejidad, de preguntarse qué está pasando; después viene la fase de negación, de buscar otra opinión, de pensar que el médico se ha equivocado; después viene la fase de ira, de rabia cuando se preguntan ¿por qué me toca a mí? a lo que yo siempre responde ¿y por qué no ?; luego viene la fase de negociación: a ver si llego hasta la Comunión de mi hijo, hasta que mi hija acabe los estudios...; después viene la tristeza, la depresión y finalmente llega la fase de aceptación, muy a la par de los tratamientos. Ya no estamos de brazos cruzados, ya estamos haciendo algo

– ¿Persiste en el imaginario colectivo el binomio cáncer-muerte?

– Sí, absolutamente. Es una de las cuestiones que abordo en mi charla, ¿por qué tenemos tanto miedo al cáncer si hay otras enfermedades que causan muchas más muertes como por ejemplo las enfermedades cardiovasculares.

– ¿Qué falla para que los ciudadanos se resistan a romper esta falta identificación?

– La gente no se acerca a la enfermedad hasta que le toca convivir con ella y aprende que ha dejado de ser una enfermedad necesariamente mortal para ser una enfermedad crónica. Yo ponga como ejemplo el sida que en los años 80 decir sida era decir muerte y hoy son crónicos. Con el cáncer está pasando lo mismo pero, aún así se mantiene como algo sombrío, oscuro. Hay tumores como el de mama con más de un 90% de supervivencia. Tenemos que ser realistas: del cáncer se sale, con tratamientos, con pautas médicas..., cuesta, pero se sale.

– El siglo XXI es el de la información ¿ha cambiado la manera en la que se encara un diagnóstico de cáncer?

– Es algo muy individual. Ha y gente que prefiere no saber en la línea de "ojos que no ven, corazón que no siente". Otras personas necesitan saberlo todo para conocer cómo pueden afrontarlo, de que recursos disponen... Optar por una cosa u otra es una decisión personal.

– ¿Cómo reaccionan los más allegados ? ¿viven los procesos al unísono que el paciente?

– A veces se dejan a los familiares de lado y es un error porque aunque no viven la enfermedad en primera persona también sufren. Pedimos a los familiares que se informen sobre la enfermedad, sobre los tratamientos ... que compartan la información con los pacientes siempre que el enfermo no diga lo contrario. Lo ideal es que estén en igualdad de condiciones para que entiendan que, a lo mejor, alguien que acaba de recibir quimioterapia no quiera salir, para que sus palabras de ánimo no sean contraproducentes. Los enfermos de cáncer tienen derecho a venirse abajo, a estar mal, a no querer salir de casa, a querer quedarse un día en la cama, tienen derecho a llorar.

– ¿Los enfermos de cáncer reciben apoyo psicológico?

– Los hospitales cuentan con psicólogos pero además en la AECC estamos para atender a cualquier paciente y a sus familiares, en la asociación son bienvenidos todos los que necesitan ayuda.

– Los que han superado la enfermedad o conviven con ella, ¿como afrontan la vida?

– Es un momento de fragilidad. Creen que se produce una causa-efecto.: acabo el tratamiento y tengo que estar bien. No es así. Es una recuperación lenta, que va poco a poco. Es la hora de reorganizar su vida y de recuperarla paso a paso.