El Complejo Hospitalario de Pontevedra (CHOP) cerrará, por bloques, entre los meses de junio y octubre, hasta un total de 284 camas. De acuerdo con la programación estival presentada por la dirección del centro a los sindicatos son seis los servicios implicados: Dermatología, Lactantes, Traumatología B, Medicina Interna I, Medicina Interna III y Ginecología.

Junio y octubre serán los meses "menos castigados" por la disminución de plazas de hospitalización ya que serán "solo" 120 las que quedará fuera de servicio. Son las que se corresponden a las áreas de Dermatología y Lactantes. Estas 120 camas permanecerán cerradas los cuatro meses afectados por la programación.

La situación se plantea especialmente crítica para el mes de agosto cuando está previsto deja fuera de funcionamiento 253 plazas de hospitalización: a las 120 "permanentes" se sumarán 56 camas de Traumatología B, 49 de Medicina Interna III y 28 de Ginecología.

Seguirá en complicación, el mes de setiembre en donde las camas cerradas serán 225: las 120 de Lactantes y Dermatología, las 56 de Traumatología B y 49 de Medicina Interna III.

Por su parte en el mes de julio el cierre de camas afectará a 207 plazas. Las 120 comunes a los cuatro meses, unidas a 56 de Traumatología B y 31 de Medicina Interna I.

La programación del cierre de camas estival ha suscitado ya las primeras protestas. CIG-Saúde califica la medida de "atentado" contra la sanidad pública, además de contraria a los intereses de los trabajadores ya que supondrá una "drástica" reducción de las contrataciones de personal eventual.

De acuerdo con las estimaciones que hace el sindicato nacionalista, el cierre de las 289 camas de Montecelo y el Provincial propiciará que se dejen de contratar alrededor de 300 profesionales.

El cierre de camas conlleva por tanto, recalcan desde CIG-Saúde: más paro, más precariedad laboral y el deterioro de la calidad asistencial.

El Sergas rechaza, año tras año, las críticas y vaticinios de los sindicatos sanitarios alegando que no se cierran camas, que se dejan fuera de servicio porque cae la demanda asistencial en los meses de verano pero que se pueden reabrir en cualquier momento si fuese necesario.

Los responsables sanitarios insisten, sin éxito, en que es una medida de racionalización de los recursos.