Primero fueron las tapas que podían servirse como acompañamiento a la taza de vino las que despertaron las quejas de los cosecheros, después la limitación a viñas ubicadas solo en el ayuntamiento y ahora las condiciones que debe reunir el local donde se abrirá el furancho.

Mientras los bodegueros intentan resolver las dudas que despierta la nueva ordenanza municipal que regulará estos establecimientos -esperando que el anunciado nuevo decreto de la Xunta les permita, aseguran, servir hasta cinco tapas cocinadas a elegir entre un listado de once-, el Concello recibió ayer las primeras solicitudes para iniciar la tramitación de la licencia municipal que les permitirá regular su actividad económica.

De los quince furancheiros que se reunieron con el bipartito municipal el pasado lunes, solo tres se han decidido ya a empezar con el proceso, reconoció ayer el alcalde Luciano Sobral.

El principal problema con que se encontraron en las oficinas del Consistorio fue la falta de la memoria sobre las condiciones del establecimiento que se utilizará para la venta del excedente de vino exigida en la ordenanza municipal.

"La norma esta ahí (la elaborada por la Xunta) y hay que cumplirla. Aunque tampoco entiendo por qué un furancho tiene que registrar su local, cuando siempre fue en una bodega, el decreto es así", señaló el regidor, que se mostró tajante sobre el cumplimiento de la norma en que se basa su normativa.

Antes de recibir la visita de un técnico municipal que dará el visto bueno al establecimiento, los cosecheros deben presentar un plano del local y una memoria en que se especifique el lugar dónde se ubicará (en la propia bodega o en una construcción anexa); la superficie y el aforo limitados a cincuenta metros cuadrados y no más de 34 personas, respectivamente; certificar la accesibilidad y el aparcamiento, recuerdan desde el Concello.

En el documento debe aparecer también la situación de las viñas, la producción y el excedente del año, el lugar y la forma de almacenaje del vino y la fecha para abrir el negocio (tres meses entre diciembre y junio).

El registro de las viñas en el Consistorio y la Xunta era una de las condiciones que más preocupaba de antemano aunque, por el momento, los interesados cumplen con el requisito.