Ideada en los años treinta por el seleccionador finlandés de esquí de fondo para que sus deportistas se entrenasen durante el verano en ausencia de nieve, la marcha nórdica (nordic walking) ha ido ganando adeptos entre deportistas y aficionados del norte y el centro de Europa. En la última década, diversos estudios científicos han constatado los beneficios para la salud de cualquier persona sin límite de edad ni condición física que camine utilizando unos bastones similares a los de los esquiadores.

La llegada a España de esta actividad todavía es reciente y algunas fuentes cifran en 20.000 las personas que la practican frente a los 4 millones de alemanes. Aun así, nuestra comunidad figura entre las pioneras gracias al empeño del profesor e investigador del campus de Pontevedra Iván Martínez, quien junto a varios colegas de la las facultades de Fisioterapia y de Ciencias de la Educación y del Deporte creó en 2009 la Asociación de Nordic Walking de Galicia, que es también delegación de la asociación española.

El profesor Bernd Golschmidt, miembro fundador de este colectivo en nuestro país y director de su escuela de formación, además de instructor reconocido por la Organización Internacional de Nordic Fitness (INFO), acaba de impartir un curso intensivo en Pontevedra, que ya tuvo un antecedente en la Universidad viguesa en 2009.

Durante el pasado fin de semana, doce personas, en su mayoría licenciados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, pero también deportistas semiprofesionales y empresarios del turismo rural y el deporte de montaña, recibieron formación sobre la técnica ALFA 247 para ser instructores básicos.

Sus cuatro siglas resumen los principios de la marcha nórdica: Alta la mirada, Largos los brazos, Formar un triángulo con el bastón, y Adaptar la longitud del paso.

El profesor Martínez explica que esta modalidad de ejercicio se ha consolidado en la última década "como tendencia de fitness en Centroeuropa y EE UU". Mientras el nordic walking sumaba seguidores, añade, hospitales y centros de rehabilitación han constatado sus efectos positivos en personas con trastornos metabólicos, neurodegenerativos y osteoarticulares, entre otros.

En España, el Hospital y el Centro de Atención Sant Rafael, en Barcelona, han recurrido a la marcha nórdica para mejorar la calidad de vida y la salud en pacientes mayores con dolor crónico y riesgo cardiovascular.

El hospital La Paz de Madrid también tiene previsto realizar un ensayo con pacientes que necesitan rehabilitación cardiaca tras haber sufrido un síndrome coronario agudo.

Y la Universidad de Vigo no se queda atrás. El grupo HI20 de Análisis de Rendimiento en Deportes de Equipo al que pertenece el profesor Iván Martínez mantiene abiertas dos líneas de investigación relacionadas con la influencia de la marcha nórdica en deportistas con discapacidad intelectual y su "efecto agudo" sobre la musculatura superficial retroversora de brazo y extensora de antebrazo de mujeres jóvenes deportistas.