A estas horas la mayoría de los niños repasa con nerviosismo la lista de deseos a los Reyes Magos cruzando los dedos para que sus Majestades hayan entendido bien toda la carta y para que su buen comportamiento les deje un buen surtido de paquetes debajo del árbol.

Sin embargo, tras un paseo por las jugueterías, parece que este año las carrozas llegarán de Oriente un poco más vacías. Y es que en lugar de los pasillos llenos de gente, las colas y las estanterías vacías de cualquier cuatro de enero, ayer los juguetes seguían ocupando las baldas a la espera de que alguno de los compradores decidiese echarles mano para llevarlos a casa.

Aunque la crisis se deja notar también en el sector, los responsables de las tiendas aseguran que todos los niños recibirán juguetes pero, eso sí, en menor medida. "No es que se mire más el precio, es que en lugar de comprar cuatro juguetes, se compran dos o incluso uno", explica Rosi, propietaria de "O home do saco", en Portonovo, que aventura que las ventas caerán "más de un tercio".

La escasez de compradores se nota también en las jugueterías de la ciudad como apunta Marta, de Juguettos, una de las más concurridas. "Se nota la crisis en que la gente compra más tarde. Antes la campaña empezaba a finales de octubre pero este año hay mucho de última hora".

Aunque la alegría va por zonas. A unos metros, en Imaginarium, la crisis pasa de largo. "No nos podemos quejar porque con la que está cayendo mejoramos el año pasado". La clave, apunta su gerente, está en que "quizás no compremos un kilo de camarón, pero no dejamos de comprar el juguete".

El ajuste en el presupuesto familiar afecta también la lista de los más vendidos, donde se cuelan productos de "marca blanca" o juegos de mesa "por aquello quedarse a jugar sin salir de casa", apunta Marta. Los que seguro no faltan en las carrozas esta noche son las muñecas "Monster High" para ellas y las peonzas "Beyblade" para ellos, imposibles de encontrar a estas alturas en casi toda España.