Reproducir en estas líneas algunas de las expresiones de los conductores y operarios de limpieza que ayer se tenían que enfrentar al vertido que afectó a un tramo de 50 metros de la carretera entre Pontevedra y Vilagarcía, en la rotonda de O Vao, sería muy desagradable para el lector.

Lo cierto es que atravesar este punto de la red viaria pontevedresa entre las seis y las ocho de la tarde de ayer se convirtió en un auténtico suplicio, ya que un camión que circulaba en dirección a Pontevedra dejó sobre la calzada buena parte de su carga (se desconoce concretamente su composición) de algo parecido a estiércol o excrementos. En cualquier caso, parecía un vertido de materia orgánica que desprendía un fuerte y pestilente olor que obligaba a los conductores a contener la respiración. Los coches tampoco salían muy bien parados y todos ellos necesitaban irremediablemente pasar por el túnel de lavado tras el contacto con esta sustancia. Lo peor es que muchos de ellos se dirigían al centro de Pontevedra por lo se convirtieron en portadores de la "peste" a muchos puntos del casco urbano. Los testigos aseguran que el camión que causó el desaguisado se detuvo un instante y luego se fue de la zona, dejando el "marrón" a los efectivos de conservación de la Xunta. Ellos se llevaron la peor parte al tener que baldear los 50 metros de carretera aguantando un olor "insoportable". Dieron fe de ello los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que tuvieron que señalizar la zona y desviar el tráfico de entrada a Pontevedra por el polígono.