Diputación de Pontevedra, Escola Galega de Administración Pública y Universidad de Vigo colaboran en un proyecto pionero para formar a los directivos de la administración pública (la institución provincial pero también varios concellos de la provincia). Desde ayer treinta alumnos reciben clases de 15 profesores de diferentes universidades con la idea de mejorar plazos, aumentar las competencias para trabajar en equipo o incrementar sus destrezas. Entre los docentes, Enrique Varela, que alaba la idea de este curso: "En la sociedad en la que vivimos es difícil dar un paso e innovar sin cometer equivocaciones, pero para no cometer errores el único requisito es no actuar y las instituciones no pueden pararse para evitar cometer errores".

—¿Qué temas se abordan en estas jornadas?

—Son precisamente los temas que casi nunca se tocan cuando se entra en la administración, no son ni temas jurídicos ni económicos, podemos empezar por ahí, son temas que tienen que ver con gestión, con dirección pública, con la forma de trabajar en equipo, con la forma de conseguir objetivos, de mejorar los procesos, con la forma de mejorar las habilidades, con la forma de trabajar en clave de red y de gobiernos electrónicos.

—¿La crisis acelerará la puesta en marcha de una nueva administración o ese cambio no es ni deseable?

—No creo que ahora las cosas se cambien para que todo siga igual, creo que estamos en un momento en que probablemente vaya a haber cambios pero no va cambiar todo, seguramente porque tampoco es bueno que cambie todo. Conviene recordar que la administración lleva funcionando más de dos siglos como la conocemos ahora y tiene una parte buena, que es la parte garantista: equilibra, reequilibra, pero después hay cosas que hay que mejorar.

—¿Qué debe claramente modificarse?

—Debe modificarse la gestión de los equipos de trabajo, claramente, hay que mejorar la gestión de los procedimientos, la gestión de los procesos, hay que mejorar las competencias de relación, de trabajo en red, de trabajo dentro de la Diputación, con los concellos y fuera de ellos, porque ahora no nos queda más que colaborar, por tanto todo eso muy probablemente cambio.

—Ineficacia, burocracia, sobredimensión... ¿Son tópicos que acompañan a la administración, estereotipos excesivamente divulgados, o realidades a modificar?

—Hay un componente que le llaman las "buropatologías", es decir que hay personas que consideran que ese tipo de cosas es lo que opina la mayor parte de la población y es falso. La realidad es que hay encuestas elaboradas por la agencia nacional para la evaluación de los servicios públicos, con sede en Madrid, que prueban que los servicios públicos en España están muy bien valorados, porque la gente aunque nos quejemos sabemos que tenemos una sanidad que es de las mejores del mundo, una educación que es de las mejores del mundo y en general unos servicios públicos que son de los mejores del mundo. Y eso no lo digo yo, lo dicen las encuestas que reflejan lo que opinan los españoles. Lo que sucede es que después hay una parte negativa, con la que todos nos quedamos, que es la parte de la burocracia, la del burócrata de manguito, y eso fíjese que no ha cambiado desde el siglo XIX: hay cosas que funcionan mal y otras que funcionan muy bien. Y nos hemos adaptado en estos años a un estado del bienestar con una burocracia a la que no le ha quedado otra que cambiar y que va a seguir cambiando, a lo mejor lo que pasa ahora es que los cambios serán mucho más rápidos.

—¿Qué opinan los expertos en la gestión de la administración de las privatizaciones, las subcontratas...?

—Hay que recordar que privatizar privatizaron todos: privatizó el Partido Socialista con Felipe González, el Partido Popular con Aznar, Zapatero intenta privatizar pero no lo consigue porque no hay dinero para que se compren las empresas. El problema no está en privatizar sino que el objetivo ha de ser privatizar aquello de la administración que no sirve, la administración tiene que darse cuenta de que tiene un gran patrimonio, personal y de infraestructuras, y lo que tiene que hacer es privatizar aquello que no le vale, no aquello que le sirve, y esa es la clave: se seguirá privatizando, se seguirán subcontratando servicios, se seguirá recurriendo a colaboraciones con el ámbito privado, pero la gobernanza ahora está en el desarrollo de redes cuando una de las partes está de acuerdo, no cuando tiene que ir al mercado porque realmente no le queda otro remedio.