Un trastornado que ataca con un cuchillo a médicos, pacientes y policías en el Hospital Montecelo, dos detenidos tras propinar patadas y puñetazos a los agentes en un hotel de la capital, una agresión a un policía en Michelena, una persona que irrumpe en la Comisaría con un cuchillo y amenaza con matarse él y a los funcionarios o, el último, un ciudadano marroquí que pone otra vez en jaque a todo el servicio de urgencias de Montecelo por su comportamiento violento y acaba por partirle el labio a un agente, esta misma semana. Todos estos son episodios que se han producido en los últimos dos meses y que han despertado una seria preocupación entre el Sindicato Unificado de Policía de Pontevedra por el incremento de las agresiones que están sufriendo las fuerzas del orden no sólo en la capital.

El responsable del sindicato policial en Pontevedra, Marcos Castro, reconoce que "existe preocupación entre las dotaciones de seguridad ciudadana ante los comportamientos cada vez más irrespetuosos y más violentos que se encuentran en la calle". No sólo de personas que han cometido delitos y a las que tienen que detener, sino en su mediación en peleas o discusiones de fin de semana.

Castro asegura que, "sin ánimo de generar alarma, sí que es cierto que se trata de comportamientos que parece que se han generalizado y que no se daban antes cuando la mera presencia policial era suficiente para disolver un altercado". Según Castro, es "rara" la semana que no se registra algún detenido o imputado por atentado, resistencia o desobediencia a la autoridad.

El responsable sindical afirma que en la actualidad "tenemos la suerte de que en Pontevedra contamos con el catálogo de puestos de trabajo completo y el número de unidades policiales disponible es siempre suficiente para hacer frente a este tipo de situaciones, pero es más por una cuestión de número de agentes que por respeto a la autoridad por lo que se acaba de solventar el incidente sin mayores consecuencias". "Si tuvieran que actuar en una pelea dos agentes, como ocurría antes, los muelen a palos", sentencia Castro.

Destaca también que la peligrosidad está aumentando ya que "nos encontramos, cada vez más, con el uso de armas blancas" por parte de personas violentas "que son un auténtico peligro y habría que retirarlas de circulación".

Desde el SUP consideran que es la "falta de reproche penal" para este tipo de actuaciones –o al menos la percepción que se transmite a la sociedad de que las penas no son excesivamente duras–, uno de los principales factores que está detrás de este incremento de las agresiones a policías. "Pegarle a un policía sale barato y quizá es necesario abrir un debate acerca de hasta donde puede llegar el legislador en el reproche penal de este tipo de actos, pero yo considero que debería conllevar consecuencias más graves para el agresor de las que tienen actualmente".

Y es que el responsable del SUP en Pontevedra señala que hay situaciones que crean "frustración en los agentes" que ven como detienen a los autores de este tipo de agresiones "y a los dos días los tienen que volverlos a arrestar otra vez".

Todo ello, en una situación en la que la actuación policial está siempre observada con lupa –algo con lo que está de acuerdo el sindicato– pero que en ocasiones deja a los agentes en una situación de inseguridad jurídica ya que son los propios detenidos los que acaban formulando denuncia contra los policías por utilizar la mínima fuerza imprescindible durante su intervención. Por este motivo, desde el SUP promueven que se tomen medidas contra aquellas personas que inician acciones legales contra ellos que resultan ser injustificadas.