La casa de la calle Arzobispo Malvar donde residió el escritor Gonzalo Torrente Ballester y en la que gestó su obra maestra "La saga-fuga de JB" está amenazada por la piqueta. Una empresa inmobiliaria tramita ante el Concello, al menos desde hace un año, un proyecto para levantar un edificio de siete plantas en el solar ahora ocupado por esa casa, en la esquina de Galera y en la que el novelista ferrolano vivió en la segunda mitad de la década de los años sesenta. Ocupaba con su familia la tercera planta y una buhardilla superior, donde tenía su estudio y en el que comenzó a escribir su obra más conocida. El futuro de este proyecto inmobiliario está, en todo caso, en manos de la Dirección Xeral de Patrimonio Histórico, pero no a causa de su vinculación con "La saga-fuga de JB" (ni siquiera una placa sirve de recuerdo que allí vivió el escritor fallecido en 1999) sino por su relativa proximidad a la basílica de Santa María, declarada Bien de Interés Cultural.

En el verano de 1970

La relación de esta casa con "La saga-fuga de JB" fue comentada por el propio Torrente en una entrevista periodística en la que se le preguntó por el trabajo que le llevó esta novela. Su biógrafo José Antonio Ponte Far transcribe la respuesta: "De preparación, tres años. De mera redacción, seis meses: dos meses cada capítulo con intervalos entre uno y otro. El primero lo escribí en Pontevedra en junio y julio de 1970. El segundo en febrero y marzo de 1971, en América. Y el tercer capítulo en El Escorial, en junio y julio del mismo año, y lo terminé el 3 de agosto".

La actual sociedad propietaria del inmueble, Proconsa, solicitó en 2010 (precisamente el año en el que se cumplió el centenario del nacimiento de Torrente) una información urbanística sobre las posibilidades edificatorias del solar. El Plan de Urbanismo permite levantar un edificio de bajo, seis plantas y aprovechamiento bajo cubierta hacia la calle Arzobispo Malvar, según admite el gobierno local. La parte trasera está orientada hacia el antiguo solar del Teucro, donde las alturas quedarían limitadas a cuatro plantas. Ya el pasado año se advertía de la necesidad de disponer de un informe previo de la Consellería de Cultura.

En 2011, los propietarios presentaron nuevos planos y fotografías de sus pretensiones y piden un nuevo informe municipal con la intención de remitir todo el proyecto a Patrimonio. En Cultura deberán decidir, principalmente, sobre las alturas que se pueden autorizar dada la cercanía de la basílica de Santa María que, pese a ser BIC, carece de una delimitación de su entorno de protección. Por ello, Patrimonio analiza cada caso que se produce en el entorno. Al respecto, el gobierno local señala que podría producirse alguna reducción, ya que, según añade, ya se han dictado sentencias, en otros casos, sobre las plantas autorizables, la última de ellas hace un año y relativa a otro solar de la misma calle Arzobispo Malvar, cuando el juzgado desestimó las pretensiones de los promotores.

"Fue feliz"

El proyecto de esta empresa inmobiliaria es perfectamente legal y no presentaría más obstáculos para su ejecución que las limitaciones que pueda aplicar Patrimonio, pero el derribo del actual inmueble anularía una parte de la estrecha vinculación que Torrente Ballester tenía con Pontevedra, y viceversa. Como recuerda Ponte Far, en la casa de Arzobispo Malvar el novelista ferrolano "fue feliz" y siguió "acordándose de ella el resto de su vida, por su comodidad, amplitud y distribución. La había alquilado -añade- gracias a la gestión de una hermana de don Isidoro Millán, compañero y amigo de Torrente".

El escritor se asentó en Pontevedra en 1964, cuando logra cubrir una plaza vacante en el Instituto Femenino. "Primero viene él solo -explica Ponte Far- para preparar la casa y unos días más tarde Fernanda (embarazada del cuarto hijo) y los tres niños: Fernanda, Francisca y Álvaro. (...) Durante los primeros meses en Pontevedra la familia habitó en una casa próxima a la estación antigua, pero luego pasaron a vivir en una mucho más bonita y acogedora, en la calle Arzobispo Malvar, una de las c asas que, juntamente con la de sus abuelos de Serantes, más echó de menos el resto de sus días".