Le gustaban los paseos, cocinar, la música, los perros y las flores; tuvo muchas pasiones, a la cabeza los sueños de El Quijote y la lengua gallega que hizo suya esta extremeña de nacimiento y gallega de adopción; quiso y apoyó siempre a sus alumnos y sintió pasión por la literatura. Era María Victoria Moreno, maestra y escritora que ayer fue recordada con emoción por los que fueron sus alumnos y compañeros en el instituto Torrente Ballester.

Éste presentó ayer el legado que la escritora donó al centro, un acto sencillo que se celebró en la biblioteca del instituto (que lleva el nombre de la escritora) y que contó con representantes de la familia de María Victoria Moreno.

Éstos pudieron escuchar los textos que leyeron los alumnos y sus interpretaciones musicales, además de las intervenciones de los responsables del centro.

Se calcula que el legado está formado por unos 4.500 volúmenes, de los cuales cerca de 3.000 están ya catalogados. La biblioteca testimonia los variados intereses de la autora y destaca por los numerosos fondos dedicados a literatura gallega (especialmente de la década de los setenta en adelante) y castellana.

El vicedirector del centro, Pedro Iturgurua, explica que "en el legado figuran primeras ediciones en gallega y libros antiguos, por ejemplo de 1929, también obras dedicadas por escritores y, especialmente, destacan las obras dedicadas al Quijote".

La pasión que María Victoria Moreno sentía por El Quijote aparece reflejada en las tres baldas con unos 150 estudios sobre la obra de Cervantes, además de en la exposición de distintas ediciones que figura desde ayer en la biblioteca del centro.

Desde ayer un panel identifica al legado, que más allá de las obras pensadas para el público juvenil es de gran interés para estudiosos de la literatura gallega.

José Ramón Couto, director del instituto Torrente Ballester, incidió en que María Victoria Morena fue una persona singular "que no siendo gallega vivió como gallega en tiempos desfavorables para nuestra lengua, la defendió con vehículo de cultura y la cultivó como autora".

También destacó su conexión especial con los alumnos y su carácter rebelde, al que le gustaría que su biblioteca estuviese abierta a todo el barrio que rodea al centro y no sólo a los alumnos y profesores, como recordó José Ramón Couto, que incidió en que María Victoria Moreno fue, sobre todo, una persona que confiaba en las personas, "entonces y hoy eso es un acto de distinción".